Cuando de niño decía
algo pícaro, mi mamá siempre me lavaba la boca con jabón. Pero no era mi boca
la que necesitaba ser limpiada, sino ¡mi corazón! Usted puede ver cómo su
lengua habla solamente lo que habita en su corazón. Estas son las mismas
palabras que nuestro Señor Jesucristo dice. Él afirma que una conversación
ligera, no cuidadosa y malévola, solamente puede provenir de un corazón
inmundo.
Como creyentes, no
hemos tomado seriamente lo que el Señor dice acerca de domar nuestras lenguas.
Él sostiene que este asunto se trata del corazón. No solamente mi lengua ligera
rebaja mi espiritualidad, sino también muestra que mi corazón está sucio.
Si yo hablo con
chismes, digo bromas pícaras, critico a otras personas, le grito a mi familia,
entonces debo de preguntarme: “¿Qué
cosas sucias aún se encuentran dentro de mi corazón que me llevan a hablar de
esta manera?”
Yo necesito examinar mi
corazón y preguntarme, ¿De dónde proviene esto? Debe de haber algo que no he
analizado, de otra forma no estaría hablando así. ¿Por qué hablo con chismes?
¿Por qué pronuncio palabras dañinas y poco cuidadosas? ¿Qué ataduras aún dominan
mi corazón?”
Jesús le da gran
importancia a este asunto: “¿Cómo podéis
hablar lo bueno, siendo malos?, porque de la abundancia del corazón habla la
boca. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas, y el
hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.” (Mateo 12:34-35). Aquí Jesús
nos está diciendo, “Si tú no tienes cuidado con tu lengua -peleas, te quejas,
murmuras, chismeas- ¡tú tienes un serio problema en tu corazón! Tu corazón no
es recto delante de Dios, lo cual tiene una raíz muy profunda. Existe un tesoro
malvado habitando en ti, así como una víbora cuenta con bolsas de veneno
almacenadas detrás de su quijada. Si veneno mortal está saliendo de ti, esto se
debe a que ¡la bolsa no ha sido drenada!”
Siempre cuando yo
permito que algo sucio salga de mis labios, debo detenerme y decirle al Señor,
“Maestro, debe todavía haber una raíz de celos, envidia, o lujuria en mi
corazón. ¡Excava lo más profundo de mi corazón y quita todas las raíces de
amargura, orgullo o de lo que sea!” ¡Dios quiere sacar aquello malvado en su
corazón, aquella bolsa de veneno oculta dentro de usted! Él quiere sacar esa
raíz y sanarlo por completo.
DAVID WILKERSON -
(DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)


