“Así dice aquel cuyo nombre es el Señor, el que hizo la tierra, y la formó y la estableció con firmeza: Clama a mí y te responderé y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes” Jeremías 33:2-3
He descubierto que es una gran bendición atesorar en mi memoria las respuestas que Dios misericordiosamente concede a mis oraciones. Y siempre conservo un registro escrito para ayudar a mi memoria. Yo recomiendo tener una pequeña libreta de notas para tal fin. En un lado de la hoja -digamos en el lado izquierdo- escriba la petición y la fecha cuando comenzó a orar por ella. Conserve el lado opuesto en blanco para anotar la respuesta en cada caso. Se dará cuenta de las muchas respuestas que obtiene y de esta manera se animará más cada día, y su fe se fortalecerá. Verá cuán amoroso, generoso y misericordioso es el Señor; su corazón se enamorará cada vez más de Él, y dirá: “Es mi Padre celestial que ha sido tan bueno conmigo. Confiaré en Él para siempre.”
He aquí, mi querido hermano y hermana, la bondad del Señor. Y he aquí también la recompensa de que tarde o temprano da a sus hijos que esperan y confían en Él. Muchas veces puede parecer que esperar y confiar en Dios es en vano. Pero en su tiempo -no en el nuestro- demostrará con pruebas abundantes que la confianza en Él produce resultados. Continúe llevando sus peticiones ante el Señor. Y al mismo tiempo esté atento y espere la ayuda que le enviará. Cuando usted cree que Dios escucha sus oraciones y las contesta, y espera hasta que llegue la respuesta, está dándole gloria y honra. Hágalo y de seguro la respuesta vendrá.
ORACIÓN. ¿Quién entre los dioses es como Tú, oh Señor? ¿Quién como Tú, majestuoso en Tu santidad, asombroso en tu Gloria, hacedor de prodigios? Extiende tu mano y responde nuestras oraciones. En tu infalible amor guiarás a quienes has redimido. Reinarás por la eternidad. Amén.
GEORGE MÜLLER - (Devocional diario “FE”)