lunes, 15 de septiembre de 2014

Gozo en el Espíritu Santo 15 septiembre




“Porque el reino de Dios no es cuestión de comidas o bebidas sino de justicia, paz y alegría, en el Espíritu Santo.”  Romanos 14:17


Es algo maravilloso que usted tenga su propia fuente de gozo y alegría dentro de su propio corazón, no en lo que le rodea o en sus circunstancias y posesiones. El gozo y la alegría que tienen su base en lo que poseemos, en las cosas o el ambiente que nos rodea, no pueden hacernos felices siempre. Cuando nuestras posesiones están intactas y el ambiente que nos rodea es bueno, somos felices, pero cuando todo esto cambia somos infelices. Somos felices en la riqueza, e infelices en la pobreza. Felices cuando tenemos salud, e infelices cuando enfermamos. Felices solo cuando los demás hablan bien de nosotros, y cuando nuestros amigos nos rodean, pero nos hundimos en profunda desesperación cuando algo cambia.

Pero si nuestra fuente de gozo está en nuestro propio corazón, y es una fuente que brota en nuestro interior entonces somos enteramente independientes de lo que nos rodea y de nuestras circunstancias. Somos felices si tenemos posesiones o si carecemos de ellas. Somos igualmente felices si somos ricos o pobres, cuando las cosas marchan bien o cuando están “realmente mal”; con salud o con enfermedad. Cuando nos rodean los amigos o cuando la muerte se los lleva.

En las horas oscuras, en los malos momentos que tarde o temprano le llegan a toda persona, cuando por última vez miramos el rostro de un ser amado que yace frío y rígido en brazos de la muerte, ¿Qué consuelo puede haber en algo que este mundo nos pueda dar? Pero esta fuente en nuestro interior, que el Espíritu Santo ha llegado a ser, brota a borbotones en tales momentos”… un gozo indescriptible” (1 Pedro 1:8).

Gozo en el Espíritu Santo, brotando y fluyendo siempre, trescientos sesenta y cinco días al año, y uno más; una fuente que brota y fluye para vida eterna bajo cualquier circunstancia, y que usted puede llevar consigo a dondequiera que vaya.

Si usted posee este manantial puro y cristalino del Espíritu Santo en su corazón, se le hará imposible tratar de satisfacer su sed en las verdosas e insuficientes aguas de los pozos de los placeres mundanos. Usted puede conocer y disfrutar este gozo maravilloso. El Señor Jesús está parado frente a usted, invisible a sus ojos pero de todos modos presente, y tiene en sus manos la dorada copa que contiene el agua de vida, y le dice: ¡Bebe cuanto quieras! ¿Beberá usted?

ORACIÓN. Padre Nuestro que estás en los cielos, deseo tener esta fuente de gozo del Espíritu Santo brotando y fluyendo en mi alma. Confieso que dependo demasiado del mundo para mi felicidad. Vengo a Ti para beber y ser llenado. Amén.


R. A. TORREY (Devocional diario “EL ESPÍRITU SANTO”)







TRADUCCIÓN