Personas que han
resistido sufrimiento y han probado la fidelidad del Señor son fuertes,
tranquilas y pacientes. Ellas tienen la mansedumbre de Cristo. ¡Yo amo estar
rodeado de estas personas! ¡Ellas alientan mi espíritu!
¡Usted pasará por su
prueba y será de gran ayuda para otros si confía en el Señor durante ese
tiempo! Usted verá esto suceder en su trabajo, en su familia, en su iglesia.
¡La gente se sentirá atraída a usted porque sabe lo que usted ha pasado y ha
testificado su victoria a través del poder único de Dios!
Muchos creyentes que
sufren nunca aprenden de ello. Como resultado, estos individuos nunca conocen a
Dios como consolador. Al escucharlos hablar, usted pensaría que Dios fue duro,
malicioso y sin cuidado. Ellos preguntan, “¿Por qué yo?” Posteriormente ellos
dudan del amor de Dios y empiezan a alejarse de Él. Ellos gimen, se quejan y murmuran, y todo su gozo se desvanece. Pronto,
ellos serán amargados y duros de corazón.
Tengo un amigo pastor
que por muchos años tuvo gran éxito en su ministerio con gente en conflicto.
Pero hoy él está bajo gran pecado, es drogadicto y se encuentra totalmente
alejado de Dios. Su esposa lo abandonó y ahora tiene como pareja a una mujer
drogadicta.
Cuando usted le
pregunta qué sucedió, él le hecha la culpa a quienes lo abandonaron: a su
esposa, a Dios quien no contestó sus oraciones, a ministros que lo
decepcionaron. Él expresa, “Yo realmente intenté, pero no pude soportarlo. Había
muchas presiones, mucha gente hipócrita. Fui juzgado falsamente y no supe
manejarlo.”
El apóstol Pablo,
inclusive en los peores momentos de sufrimiento, bendijo en el nombre del
Señor. Él sabía que su Padre era lleno en misericordia y el recurso de todo
consuelo. Él nunca cuestionó a Dios o dejó que amargura creciera en él. De
hecho, ¡Pablo alabó a Dios en medio de todo!
Los mejores maestros en
cualquier iglesia no son los del púlpito. Por el contrario, éstos son aquellos
sentados a su lado -gente que ha sufrido y que aún alaba al Señor-. ¡El
lenguaje de aquéllos que aprenden a través del sufrimiento es la alabanza!
DAVID WILKERSON
- (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)


