NO HABLES COMO CUALQUIERA…
Por Shirley Chambi
Job estaba pasando un tiempo duro, había perdido a sus seres queridos y,
al mismo tiempo, sus posiciones; por lo
que se encontraba en duelo e inestable económicamente. Por otro lado, enferma
con una plaga maligna que le causaba malestar desde la cabeza a los pies. Al
ver toda esta situación la esposa de Job muestra una actitud no esperada: “Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes
tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. Y él le dijo: Como suele hablar
cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el
bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.” (Job
2:9-10 RVR 1960)
Las palabras traducidas en la
Biblia como “fatua” o “insensata”, significan: “Necio,
ignorante, falto de razón, sin entendimiento, que no muestra buen juicio o
madurez en sus actos”. En su respuesta Job le muestra a su mujer que estaba
hablando sin entendimiento.
En medio del sufrimiento que le producían todas esas llagas y sin saber
si algo de su situación iba a cambiar, Job se mantuvo firme. Él le dijo, en realidad: “No puedes hablar de
esa manera.” Y además le hace una pregunta muy significante: “Recibimos el bien
de parte de Dios, ¿y no recibiremos también el mal?” En otras palabras Job
decía: ¿No tiene Él el derecho de
hacerlo? ¿No es Él el alfarero y nosotros el barro? ¿No es Él el pastor y
nosotros las ovejas? ¿No es Él el amo y nosotros los siervos? Job era un hombre
temeroso de Dios en todo tiempo, sabía quién era Él, por tanto no podía pensar
en alejarse de su presencia por más difícil que fuera lo que estaba
enfrentando.
Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has
considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón
perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal? (Job 1:8 RVR 1960)
Lastimosamente son pocos los que pueden dar el lugar que merece el Señor
cuando enfrentan una dificultad. Es posible que en este momento te encuentres
en una situación difícil. Lo que debes analizar es qué actitud estás tomando:
la de Job, con temor a Dios, o posiblemente la actitud de su esposa y estás
hablando como cualquiera hablaría, sin entender, actuando inmaduramente,
reclamando y queriendo renunciar al camino, porque ignoras realmente quién es
Él.
“Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se
postró en tierra y adoró, y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y
desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová
bendito.”
En el momento de la dificultad Job
se puso de rodillas, adoró y bendijo el nombre de Dios, ¿Qué harás ahora? Pídele perdón por actuar sin
entender su voluntad y que te ayude a ser un hombre que confía en Él, ya no
reclames, ya no te quejes, no bajes los brazos, no pienses siquiera en
apartarte de sus manos, y aprende a decir: “Señor te seguiré amando” aunque no te
conceda aún las peticiones de tu corazón.
¡No hables como cualquiera, habla como un siervo de Dios!
(Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ)