¡Mi oración es que cada
miembro del cuerpo de Cristo se convierta en un alborotador! ¡Necesitamos un
ejército de alborotadores tan llenos del Espíritu Santo que agiten la ciudad de
Nueva York y las demás ciudades de todo el mundo, que remuevan las
instituciones impías; que desafíen a las iglesias tradicionales muertas; que
perturben a los líderes, los alcaldes, los consejos municipales y los líderes
de la comunidad! En otras palabras, necesitamos alborotadores que se muevan en
el Espíritu Santo, proclamando el reinado de Cristo con tanta eficacia, que
ciudades enteras se alboroten.
¡Pablo y Silas fueron
dos de los mayores alborotadores del mundo! La Biblia habla de “hombres que han [arriesgado] su vida por
el nombre de nuestro Señor Jesucristo” (Hechos 15:26). Pablo, Bernabé,
Silas y Timoteo eran tales hombres, caminando en el poder del Espíritu. Como se
ve en Hechos 16, cuando el Espíritu Santo les prohibió hablar de la Palabra en Asia, ellos
obedecieron. Cuando intentaron ir a Bitinia y el Espíritu no se los permitió,
en lugar de eso fueron a Troas, bajo la dirección del Espíritu.
Pablo tuvo entonces una visión de un hombre llamándolos a
Macedonia, por lo que procuró de inmediato salir a Filipos, la principal ciudad
de Macedonia. Cuando llegaron, una muchacha que era adivina les seguía, dando
voces: “Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el
camino de salvación” (Hechos 16:17). Después de soportar eso durante muchos
días, Pablo “se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo,
que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora” (Hechos 16:18). De pronto,
toda la ciudad estaba alborotada. ¡Esta adivina aparentemente había sido una
gran atracción turística, pero ahora estaba sana y alabando al Señor!
Pablo había alterado el
statu quo. Había desafiado al diablo que había estado haciendo lo que quería
durante años. Los dueños de la mujer esclava que ahora había sido liberada,
arrastraron a Pablo y Silas al mercado para ser juzgados ante los magistrados
de la ciudad. El cargo era: “Estos hombres…alborotan nuestra ciudad” (Hechos
16:20).
¡Necesitamos más
alborotadores como ellos hoy en día!
DAVID WILKERSON
- (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)


