En Salmo 89:1-4, 19-37 el Señor declara
el pacto y promesas que le hace a David para establecer su reino por siempre.
Dios
no hace acepción de personas. Su invitación a la intimidad está abierta para
todos. Sin embargo, no todos aceptarán la invitación. Muchas personas sueñan
con la intimidad con el Rey. Para la mayoría de ellos, sólo será un sueño, ya
que al final de todo no están dispuestos a aprender el protocolo de la
adoración que hará realidad su sueño. O se sienten indignos y suponen que tal
intimidad está fuera de su alcance.
Dignidad
no tiene nada que ver con eso. Ninguno de nosotros es digno de entrar en la
presencia del Rey. La sangre de Jesús nos hace dignos, por la obra terminada de
Jesús en la cruz, entonces podemos entrar en la intimidad con nuestro Padre
celestial. Todo lo que tenemos que hacer
es aprender el protocolo del Palacio.
Como
creador, Dios ama a toda la gente por igual, sin embargo Él tiene una relación
con aquellos que se convierten en Sus hijos espirituales a través de la fe en
Cristo. Pero incluso entre los creyentes hay quienes perseveran más para
convertirse en gente especial. Esto no es porque Dios los ame más que a otros.
Esto es porque ellos se han molestado en conocer lo que a Él le gusta.
Los
favorecidos de Dios son aquellos que han determinado hacerle su prioridad.
Ellos son los que voluntariamente han escogido amarlo con todo su corazón,
alma, mente y fuerzas, con esta decisión que han tomado, han abandonado todo
con el fin de tenerlo a Él. Ellos mismos
se han abandonado a Dios y al conocimiento de Su corazón y mente. Estos son por
quienes Dios mueve cielo y tierra.
David
era uno de ellos. El salmo 89 describe el pacto de Dios con David, Dios le
promete a David que establecerá su descendencia por siempre y establecerá su
trono por todas las generaciones. Él le promete a David el trono en la línea de
su familia y la victoria sobre sus enemigos. ¿Qué había en David que ganó tanto
favor de Dios?
Dios
no hace acepción de personas, pero sí tiene favorecidos. Y tú puedes ser uno de
ellos. Aprende el protocolo de adoración, ama a Dios con todo tu corazón, alma,
mente y fuerzas, suelta todo lo que pueda tomar el primer lugar que le
corresponde a Dios y comienza a perseguirlo, persevera en aceptar la invitación
de Dios a la intimidad. ¡Conviértete en uno de sus favorecidos!
ORACION. Padre, quiero ser uno
de tus favorecidos, me has invitado al lugar de intimidad contigo, dejaré todo
lo que tengo primero y te elijo como mi amor supremo, mientras busco adorarte
apasionadamente, acércame a tu íntimo abrazo.
TOMMY TENNEY - (Dev. "VIDA
NUEVA PARA EL MUNDO”)


