“Tenemos delante de Dios, y recibimos todo lo que le pedimos porque obedecemos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.” 1 Juan 3:21-22
La confianza infantil nos hace orar como nadie más puede hacerlo. Ella
hace que una persona ore por cosas tan grandes que jamás hubiera pedido si no
hubiera adquirido esta confianza. La impulsa también a orar por cosas tan
pequeñas que a muchos otros les da temor pedir porque no sienten hacia Dios esa
confianza de niños. Con frecuencia he sentido que se requiere más confianza en
Dios para pedirle cosas pequeñas que cosas grandes. Imaginamos que nuestras
cosas grandes son, de alguna manera, dignas de la atención de Dios, aunque en
verdad para Él son pequeñas. Y luego pensamos que nuestras cosas pequeñas son
tan insignificantes que es un insulto pedirle a Dios su ayuda.
Tenemos que darnos cuenta que lo que es muy importante para un niño quizá
parezca pequeño a su padre, sin embargo, el padre lo valora desde el punto de
vista del niño, no según su criterio de adulto. Usted escuchó a su nene el
otro día llorando amargamente. La causa de su dolor era una espina en su dedito.
Aunque no haya llamado a tres cirujanos para extraerla, la espina era algo
grande para este pequeño paciente que sufría. Parado allí con sus ojitos llenos
de lágrimas de angustia, a este pequeño jamás se le ocurrió que su dolor era
una cosa demasiado pequeña para usted. ¿Para qué fueron hechos los papás y las
mamás si no es para cuidar de los problemas de sus pequeños?
Y Dios nuestro Padre es un buen Padre que se compadece de nosotros como
el Padre se compadece de los hijos. Él cuenta las estrellas y a todas las llama
por su nombre, sin embargo, sana el corazón quebrantado y venda sus heridas. Si
pone su confianza en Dios, usted le llevará sus cosas grandes y pequeñas
sabiendo que Él nunca defraudará su confianza.
ORACIÓN. Padre, vengo como un niño a agradecerte que conozco los sentimientos de
tu corazón hacia mí. Te Amo Señor. Amén.
CHARLES SPURGEON -
(Devocional diario "LA
ORACIÓN ")


