“Clama a mí y te
responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes” Jeremías 33:3
Las piedras solo se parten por fuertes golpes de martillo, y la piedra de
cantería es aún más resistente. Use el martillo de la diligencia y permita que
las rodillas se ejerciten en la oración. No existe en la revelación una
doctrina útil que como piedra no se haga pedazos cuando usted se ejercita la
oración y la fe. “Orar bien es estudiar
bien”, era un sabio proverbio de Martín
Lutero. Usted puede lograr lo que se proponga si utiliza la palanca de la
oración. Los pensamientos y las ideas
pueden ser como las cuñas de acero que penetran en la verdad, pero la oración
es la palanca que abre el cofre de hierro de los misterios sagrados. El reino
de los cielos se hace fuerte y los valientes lo arrebatan. Si tiene cuidado de trabajar con la poderosa
herramienta de la oración, nada se le puede resistir.
El creyente puede descubrir experiencias mayores y tener un conocimiento
más profundo de la vida espiritual pasando más tiempo en oración. No todos los progresos de la vida espiritual son
igualmente fáciles de alcanzar. Tenemos los hechos comunes como el arrepentimiento y la fe, pero también hay un
ámbito mucho más alto de una unión consciente y una comunión íntima con Cristo. Todos los creyentes pueden ver a
Jesús, pero no a todos se les permite meter los dedos en los orificios que
dejaron los clavos. No todos tienen el
privilegio de reclinarse en el hombro del Señor, o de ser llevados al tercer cielo.
La mayoría de los cristianos sólo se ha sumergido hasta los tobillos en las
aguas de la experiencia cristiana. Algunos tal vez se han aventurado hasta
tener el agua al nivel de sus rodillas. Otros, más pocos aún, han permitido que
les llegue hasta el hombro. Pero para muy pocos llegan a ser un río en el cual
pueden nadar y cuyo fondo no pueden tocar. Hay alturas en la experiencia del
conocimiento de las cosas de Dios que
nunca ha visto el ojo de águila de la perspicacia humana y de la filosofía.
Existen sendas secretas que no ha aprendido a trasegar el cachorro de león de la razón
del juicio. Solo Dios nos puede llevar hasta estos lugares, pero el carro en el cual nos lleva y los ágiles corceles que lo tiran son las
oraciones que prevalecen.
ORACIÓN. Señor Jesús, llévame más profundo en el manantial de tu amor para que yo
te conozca y te glorifique mejor.
CHARLES SPURGEON - (Devocional diario "LA ORACIÓN ")