sábado, 9 de agosto de 2014

La bendición de dar 9 agosto




"Con mi ejemplo les he mostrado que es preciso trabajar duro para ayudar a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús: Hay más dicha en dar que en recibir.”  Hechos 20:35


¡Oh, que Dios ungiera mi pluma como con aceite fresco mientras procuro poner mi propia alma y la de mis lectores bajo la plena influencia de esta verdad! 

Nuestro misericordioso Señor no contento con solo expresar esta verdad, le dio cuerpo en vida, Él mismo la demostró con su muerte. Se vació Él mismo para que nosotros fuésemos llenos. Él dio tanto que es más pertinente preguntar ¿qué fue lo que no dio? Se dio a sí mismo por nosotros. ¡Que nuestros corazones capten, asimilen y vivan esta verdad! ¿Por qué se experimenta tan poco de nuestra plenitud en Cristo? ¿Por qué no se disfruta más? Sencillamente porque fallamos en dar con liberalidad. Cuán poca cuenta se da la iglesia de lo mucho que se está empobreciendo a sí misma, permitiendo, con su descuido y su indolencia, que el mundo perezca por su incredulidad, por su egoísmo y su tacañería.

¿Qué le dice la vida de la iglesia al mundo? Cristo le ha dado su luz y ella se la niega a los que están pereciendo. Cristo ha dicho “prediquen a toda criatura”, pero la iglesia dice: ¡“No, no! En nuestro país, en cierta medida, si usted quiere, pero en el exterior, no. Unos pocos misioneros, si usted quiere, pero muchos… no. ¿Hemos de empobrecernos por el mundo que perece? Nunca.”

Nos regocijamos al saber que hay muchos creyentes que creen las palabras del Señor Jesús cuando dijo que “mas bienaventurada cosa es dar que recibir.” Pero nosotros sin duda afirmamos que el testimonio general dado por la iglesia practicante, como un todo, a todo el mundo incrédulo es que no es así. Que no cree esta afirmación de Jesús que el apóstol Pablo repite. Con razón el escepticismo crece y la incredulidad prospera.

Ya sea lo que creamos, o no, “es más bendecido dar que recibir.” Si nos convertimos en “dadores,” en personas que dan con generosidad y alegría nos beneficiamos de dos maneras: tendremos semilla para sembrar, y pan para comer, y en todas las cosas tendremos siempre lo suficiente y abundaremos en toda buena obra (2 Corintios 9:8). Tan solo conviértase en “dador” y carece de importancia si tiene cinco panes o quinientos; los quinientos no serán más suficientes que los cinco, aparte del divino poder multiplicador.

ORACIÓN. Señor Jesús, Tú lo diste todo para que yo tuviera vida eterna. ¿He retenido lo que debía darte? Ejerce tu bendita influencia sobre el mundo a través de mi vida a medida que yo doy pasos para servir a los demás. Amén.


HUDSON TAYLOR - (Devocional diario “SECRETOS ESPIRITUALES”)







TRADUCCIÓN