“Así que acerquémonos confiadamente al trono
de la gracia.” Hebreos 4:16
Si soy uno de los favorecidos al que se le permite frecuentar la corte
del cielo por la gracia divina, ¿No debo alegrarme por ello? Yo debería estar
en su prisión, echado de su presencia para siempre, y sin embargo, ahora me
encuentro ante su trono y aún soy invitado a su cámara secreta de audiencias
indulgentes. ¿No debe mi gratitud convertirse en gozo supremo y no debo sentir
que soy objeto de grandes favores cuando se me permite orar?
Corazón mío, póstrate ante tan magnífica presencia. Si Él es tan grande pon tu boca en el polvo delante de Dios,
porque es el más poderoso de todos los reyes y su trono tiene dominio sobre todos
los mundos. El cielo le obedece con alegría, el infierno tiembla ante su mirada
y la tierra es constreñida a rendirle adoración, voluntaria o forzosa. Su poder
crea o destruye. Alma mía, cuando te acerques al omnipotente, que es fuego consumidor,
quita el calzado de tus pies y adóralo con la máxima humildad.
Él es el más santo de todos los reyes. Su trono es un gran trono blanco,
sin mancha y tan claro como el cristal. “Si a sus ojos no tiene brillo la luna,
ni son puras las estrellas, mucho menos el hombre, simple gusano” (Job 25:5-6).
¡Ah, con cuánta humildad debe usted acercase a Dios! Con familiaridad,
sí, pero con santidad. Con confianza, pero sin impertinencia. Usted está
todavía en la tierra y Él en el cielo. Usted es un gusano de la tierra y es el
Eterno. Antes de que nacieran los montes, Él era Dios, y todas las cosas creadas deben pasar, pero Él sigue siendo el
mismo. Me temo que no postramos como debiéramos ante la eterna majestad.
Pidámosle al Espíritu de Dios que nos ponga en la posición correcta para que
cada una de nuestras oraciones llegue a ser un acercamiento reverente a la infinita
majestad de lo alto.
ORACIÓN. Padre celestial, me humillo en silencio ante alguien tan majestuoso como
Tú. Amén.
CHARLES SPURGEON - (Devocional diario "LA ORACIÓN ")