Nos preguntamos por qué
quería Elías que Eliseo le acompañara a Bet-el (ver 2 Reyes 2:1-4). Ciertamente
no fue sólo un viaje sentimental para Elías ni un último viaje por la “senda de
los recuerdos”. No, este hombre sabio y viejo quería enseñar a Eliseo, como
también a nosotros hoy en día, la necesidad de tener más del poder y de la
unción de Dios.
Ahora, cuando ellos
caminaban por las calles, Elías probablemente notaba el horror e indignación de
su siervo, ante una sociedad completamente caída. Elías mismo había enfrentado
burladores y mofadores en sus días, en el monte Carmelo. Pero él sabía que se
necesitaría una fuerza sobrenatural superior para enfrentar esta nueva
generación. Estos jóvenes estaban mucho más endurecidos y eran mucho más impíos
que los sacerdotes idólatras con los que él había combatido.
Yo creo que fue en este
punto que Elías decidió probar a su siervo. Lo más probable es que haya
sugerido: "Eliseo, ¿por qué no te estableces aquí y pastoreas a esta
gente? Tienes un llamado verdadero y has sido bien entrenado. Tú puedes ayudar
a restaurar la gran herencia de Bet-el".
Cuando Eliseo examinó
la situación en Bet-el, él sabía que no estaba listo para levantarse contra los
malos espíritus allí. Él se dio cuenta de lo que Elías había sabido todo el
tiempo, que él necesitaría que el Espíritu Santo haga una obra más grande y más
poderosa en él, antes de que él pudiera derrotar la maldad en una ciudad tan
pecaminosa. Así que le dijo a su amo: “Vive
Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré" (2 Reyes 2:6). Entonces,
dicen las Escrituras: "Fueron, pues, ambos" (mismo versículo).
Yo creo que Bet-el representa el tipo de sociedad maligna,
que nuestra propia nación ha llegado a ser, en el espacio de solamente una
generación. También nosotros vivimos en medio de burladores y mofadores, gente
carnal, entregados a la codicia, a la idolatría y al homosexualismo. Y esta
generación presente es peor que cualquiera que Elías o Eliseo jamás hayan
enfrentado. Estos santos profetas vieron a niños mofándose, burlándose y
blasfemando, pero los niños de Estados Unidos se están matando los unos a los
otros.
Niños matando sin
sentir absolutamente culpa o arrepentimiento alguno; destruyendo a padres,
compañeros de clases e inocentes desconocidos.
No quiero hacer un
juicio general y extenso contra toda la juventud. Yo sé que hay muchos
adolescentes piadosos en esta sociedad que están en fuego para Jesús. Doy
gracias a Dios por cada joven que se mantiene firme para Cristo en estos
tiempos malignos.
No obstante, este día
maligno exige que el pueblo de Dios obtenga una doble porción de Su poder y
autoridad, para poder alcanzar a esta generación perdida. Se requerirá una
proporción de unción, como nunca antes hemos visto en toda la historia. Se
requiere que el santo remanente se levante y clame como Eliseo: "¡Oh
Señor!, se necesita más".
DAVID WILKERSON
- (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)