“Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos,
porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu
fidelidad.” Lamentaciones 3:22-23
Estoy escribiendo este
artículo en enero y estamos comenzando el año con un tiempo de cuarenta días
dedicados a la oración y ayuno. Miles de personas de nuestra iglesia y
alrededor del mundo, a través de Internet, se unen a nosotros, cada uno en su
propia manera; al tanto que hombres y mujeres, parejas, jóvenes y viejos por
igual vienen a nuestra iglesia a orar en docenas de reuniones de oración para
que cada creyente pueda comenzar el Año Nuevo con una fresca y renovada
resolución y determinación ante Dios.
En Quebec, como en
muchos otros lugares del mundo, el comienzo de cada año es a menudo un tiempo
de compromisos y resoluciones. En nuestra provincia hay un "folclore"
increíble de resoluciones de Año Nuevo. Diarios, revistas, radio y televisión
publican listas y sugerencias para todo tipo de resoluciones y "Nuevos
Comienzos". Por ejemplo, miles hacen la decisión de perder peso e
inscribirse en un gimnasio. Yo me ejercito regularmente desde hace más de
veinte años, y veo que cada mes de enero trae consigo el mismo fenómeno: una
nueva generación de atletas de potencia que se abren camino al gimnasio.
Aparecen en sus zapatillas y ropas de marca, están "destinados a
ganar", y por lo general entran con un cheque en la mano para pagar el año
completo de membresía.
Un amigo mío que es
dueño de un gimnasio me explicó una vez que él sabe muy bien que el número de
personas que se unen en enero producirá un aumento en el volumen y la demanda
de equipamiento y espacio que su gimnasio no puede satisfacer. Sin embargo, hay
un hecho ineludible e invariable con el que siempre puede contar: año tras año, más del ochenta por ciento de
los que pagan el año completo habrán desaparecido del gimnasio antes de Abril.
Se torturan a sí mismos por un tiempo, les duelen lugares y músculos que no
sabían que tenían, y luego sucumben a la comida chatarra y la tiranía de la
vida como un adicto a la televisión cuyo mejor amigo es el control remoto.
En el reino espiritual,
cada día es una oportunidad para un nuevo comienzo. La esencia misma de nuestro
Dios es que Su misericordia es nueva cada mañana. ¡Todo su poder, su bondad y
su deseo de paz y plenitud para nosotros, así como la plenitud infinita de Su
redención, estallan de nuevo, totalmente renovados y disponibles todos los
días!
CLAUDE HOUDE - (DEVOCIONAL
DIARIO “ORACIONES”)