"Y te desposaré
conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y
misericordia. Y te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a Jehová." Oseas 2:19-20
¡Desposarse con el Señor! ¡Qué honor y qué gozo! Alma mía, ¿es en verdad
tuyo Jesús por Su propio desposorio condescendiente? Entonces, fíjate, es para
siempre. Él no romperá nunca Su compromiso y mucho menos entablará un juicio de
divorcio contra un alma unida a Él en lazos matrimoniales.
Tres veces dice el Señor "te desposaré conmigo". ¡Qué palabras
selecciona para expresar el desposorio! La justicia interviene para legalizar
el pacto; nadie puede prohibir las bodas. El juicio sanciona la alianza con su
decreto: nadie puede ver necedad o error en la boda.
La misericordia
garantiza que esta es una unión de amor, pues sin amor el desposorio es una
servidumbre, y no una bendición. Mientras tanto, la
misericordia sonríe, e incluso canta; sí, se multiplica a sí misma
convirtiéndose en "misericordias", debido a la gracia abundante de
esta santa unión.
La fidelidad es la responsable de los registros e inscribe el desposorio,
y el Espíritu Santo dice "Amén" a ello, al tiempo que promete enseñar
al corazón desposado todo el conocimiento sagrado necesario para su elevado
destino. ¡Qué promesa!
CHARLES SPURGEON -
(Devocional "MEDITACIÓN DE HOY")