“Llorad con los que lloran.” Romanos 12:15
Dios quiere
que sea sensible ante las tristezas o dificultades de los demás. Eso es
compasión, que por definición va más allá del deber de solidarizarse o
simpatizar con alguien. Quiere decir en realidad entrar en el sufrimiento
ajeno.
Dios es un
Dios compasivo (Dt. 4:31), tanto que la Biblia dice que “nunca decayeron sus
misericordias. Nuevas son cada mañana” (Lm. 3:22-23). El Hijo de Dios era
genuinamente compasivo, mostrando la compasión del Padre cuando lloró con María
y Marta ante el sepulcro de su hermano Lázaro (Jn. 11:35).
Si usted es hijo de Dios, ¿cómo puede menos que
demostrar el carácter compasivo de su Señor? “Vestíos, pues, como
escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad,
de humildad, de mansedumbre, de paciencia” (Col. 3:12).
JOHN MACARTHUR
- (Devocional "LA VERDAD PARA HOY”)