“Te amo, oh Jehová, fortaleza mía. Jehová, roca mía y
castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi
escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio. Invocaré a Jehová, quien
es digno de ser alabado, y seré salvo de mis enemigos” Salmos 18:1-3
Algunos pastores me han
escrito para expresarme su preocupación por los muchos feligreses que
simplemente se están rindiendo. “Cristianos buenos y honestos están tan
agobiados con culpabilidad y condenación que causa desesperación. Cuando no
pueden vivir de acuerdo a sus expectaciones, cuando caen de vuelta en pecado,
ellos deciden rendirse”.
Un número creciente de
cristianos están en el punto de quiebre. Algunos cristianos no se atreverían a
albergar pensamientos de abandonar su amor por Jesús, pero en la desesperación,
ellos consideran rendirse y ya no intentar más.
Hoy en día, algunos
ministros continuamente predican sólo un mensaje positivo. Según ellos, cada
cristiano está recibiendo milagros, cada uno está recibiendo respuestas
instantáneas a sus oraciones; cada uno está sintiéndose bien, viviendo bien y
todo el mundo brilla y es perfecto. Me encanta escuchar esa clase de prédicas
porque yo realmente deseo todas esas cosas buenas y saludables para el pueblo
de Dios. Pero las cosas no son así para un gran número de cristianos muy
honestos y sinceros.
Por eso nuestros
jóvenes se rinden en derrota. No pueden vivir de acuerdo a la imagen, creada
por la religión de un cristiano sin problemas, rico, exitoso, siempre pensando
positivo. Su mundo no es así de ideal;
ellos viven con corazones rotos, crisis a cada hora y problemas familiares.
Pablo habló sobre los
problemas: “…tribulación que nos sobrevino… fuimos abrumados en gran manera más
allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de
conservar la vida” (2 Corintios 1:8).
Los pensamientos
positivos no harán que estos problemas desaparezcan y “confesar” que estos
problemas no existen realmente, no cambia nada. ¿Cuál es la cura? Hay dos
absolutos que me han traído gran alivio y ayuda:
* Dios me ama. Él es un Padre amoroso que sólo
quiere levantarnos de nuestras debilidades.
* Es mi fe lo que le complace más. Él quiere que yo
confíe en Él.
“Te amo, oh Jehová,
fortaleza mía. Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío,
fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto
refugio. Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, y seré salvo de mis
enemigos” (Salmos 18:1-3).
DAVID WILKERSON
- (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)