“Ve…al sacerdote…para testimonio a ellos” (Lucas 5:14). Durante los años
venideros, los diez leprosos que fueron sanados pudieron haber tenido un
testimonio poderoso, al pasar su vida hablando de cómo con una sola Palabra
Jesús los sanó: “¡Yo era un leproso! Estaba solo y sin esperanza, sucio,
perdido, muriendo. Entonces vino Jesús y me limpió. Llevo veinticinco años de
estar sano ¡y alabo Su nombre!”.
Todo esto suena
maravilloso. Pero el problema era que ellos estarían hablando sobre un Hombre
que no conocían, dando testimonio del poder de un Salvador del cual no sabían
nada. Sólo lo vieron a lo lejos. Ellos podrían decirte cómo se veía Jesús, cómo
hablaba, cómo caminaba, pero nunca se acercaron a Él ni a Su corazón.
Una de las mayores
tristezas que he tenido en todos mis años de ministerio ha sido el ser testigo
del agotamiento de ex adictos y ex alcohólicos que fueron liberados
milagrosamente de un vida de terrible pecado y crimen. Muchos de ellos fueron
llamados por Dios para predicar, pero las iglesias y los pastores insistían en
pedirles que vayan a dar sus testimonios espectaculares. Ellos eran presionados
y alentados a dar los detalles más escabrosos de su pasado.
Ahora, años después,
muchos de estos ex adictos me cuentan la misma historia: “Hace quince años yo
era un proxeneta. Vivía con prostitutas y fui a la cárcel veinte veces. Un día
alguien me habló acerca de Jesús y ¡fui lavado y sanado!”.
Amados, ¡cientos de tales preciosos convertidos están ahora
consumidos, se han apartado y han naufragado! No tienen el carácter de Cristo, ni
relación con Dios, porque están viviendo en una experiencia única del pasado.
Nunca regresaron a Jesús, nunca llegaron a conocerle o a acercarse a Su
corazón.
Muchos preguntan por
qué la iglesia Times Square no trae a los convertidos de las campañas
evangelísticas para que testifiquen cada semana. Es cierto, estos hombres y
mujeres tienen algunos de los testimonios más increíbles que pudiéramos haber
oído. Pero queremos más para ellos que terminar con un testimonio viejo y
gastado. Queremos que prosigan en Jesús, que sean capaces de ponerse de pie y
hablar de un caminar fresco y diario con Él, ¡hablar de lo que Él está haciendo
por ellos ahora! ¡Queremos que ellos
tengan más de Cristo!
DAVID WILKERSON -
(DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)


