La gracia que Jesús
dice que derrama sobre nosotros no tiene paralelo en la historia de toda la
humanidad. La palabra “gracia” ha llegado a ser casi tan común como la palabra
“oración” en la Biblia.
Todos decimos: “Oh, sí, creo en la gracia. Claro, por
supuesto.” Cantamos el himno “Sublime Gracia” y hacemos hincapié en la segunda
palabra, porque estamos de acuerdo en que la gracia es algo maravilloso, algo
que todos disfrutamos.
¡Pero, espera! ¡Eso no
es todo lo que la gracia significa! Es mucho más de lo que podríamos llegar a
imaginar. ¿Por qué nuestros corazones no se llenan de euforia o se enamoran de
la gracia? Porque, para nosotros, la gracia se ha convertido en algo moderado,
aceptable. Se ha convertido en normal,
en algo promedio, algo con lo que estamos contentos.
Al hablar acerca de
esta gracia revolucionaria e inmerecida, este don de Dios que cambia el corazón
y produce fruto en ti, muchos de ustedes están diciendo: “Gracia…, sí… ¡Pero…!”
Si eres uno de ellos, estás pendiendo en el reino del legalismo. Estás
escapando del reino de la gracia y comenzando a quedar atrapado en tratar de
hacer las cosas por ti mismo.
Observa lo que Pablo
dice sobre esto a la iglesia de Galacia en Gálatas
3:1-3: “¡Oh gálatas insensatos! ¿Quién os fascinó…? Esto solo quiero saber de
vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con
fe? ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar
por la carne?”
Lamentablemente, muchos
de nosotros decimos: “Gracias, Jesús, por Tu gracia en la cruz, esa gracia que
me ha limpiado y ha hecho borrón y cuenta nueva. Gracias por mi nuevo comienzo…
ahora puedo hacer todo por mí mismo”.
El problema es que: no
puedes hacerlo por ti mismo. Muchos se sienten ofendidos por la gracia, porque
la gracia dice que no podemos hacerlo por nosotros mismos; cada vez que lo
intentamos, fallamos miserablemente.
¿Quieres ser libre hoy
mismo? Entonces, sólo di estas palabras: “Yo soy un fracaso por mi propia
cuenta; no puedo seguir la ley de Dios por mí mismo. “¡Gracias mi Dios por Tu
gracia!”
GARY WILKERSON
- (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)


