"¡Todo lo que respira alabe al Señor!..." Salmo 150:6
Salomón nos dice que
hay "...tiempo de callar y tiempo de hablar" (Eclesiastés 3:7). Claro
que no debes interrumpir el servicio de la iglesia para llamar la atención,
pero cuando es hora de adorar a Dios, deberías entregarte por completo a ello:
"Te alabaré, Señor, con todo mi corazón..." (Salmo 9:1). Se cuenta de
un hombre mayor llamado Joe, que había sido un borrachín y descuidado la mayor
parte de su vida, con una situación económica muy precaria. Durante un servicio
de domingo, dio su vida a Cristo y la transformación fue tan radical que todos
en la congregación se dieron cuenta.
Pero Joe tenía un problema: estaba tan emocionado con su nueva vida en Jesús
que cantaba mucho más fuerte que los demás. Y cuando el pastor decía algo que le tocaba, saltaba del sitio
diciendo: ¡Aleluya!
Preocupado por mantener
la buena imagen y dignidad de la iglesia, el pastor le dijo: 'Joe, tienes que
quedarte callado. Vamos a ver, si te quedas sentado el próximo domingo sin
decir nada, te compro un par de botas'. Joe necesitaba las botas, así que dijo
que lo intentaría. Pero después de contenerse durante varios momentos del
sermón, no pudo aguantar más. Saltó y dijo: 'Con botas o sin botas, voy a
alabar al Señor! A lo mejor dices: 'Yo soy muy reservado'. Perdona, no hay
excepciones según la personalidad. "¡Todo lo que respira alabe al
Señor!..." (Salmo 150:6). En otras palabras, a menos que estés muerto,
tienes que alabar al Señor.
"Por amor de Sión no callaré y por amor de Jerusalén no
descansaré... hasta que restablezca a Jerusalén y la ponga por alabanza en la Tierra.. ." (Isaías
62:1-7)
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")


