“Y de la manera que está establecido para los hombres que
mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así también Cristo fue
ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por
segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.” Hebreos 9:27-28
Miguel anhelaba que su
amigo comprendiera lo que la
Biblia dice del infierno. Después de todo, no es que infierno
sea una mala palabra. Es un lugar malo. Y Miguel de veras quería que su amigo pasara
la eternidad con él en el cielo. Por eso Miguel se pasó meses dándole poquito a
poco verdades acerca del amor de Jesús y lo absolutamente magnífico que es el
cielo. Cierto día el amigo de Miguel fue quien empezó el tema preguntándole
cosas del infierno.
¿El infierno es para
siempre? —Preguntó el amigo de Miguel—. ¿No es un poco como que la maestra te
haga ir a la dirección y nunca poder salir? ¿Entonces no se sentirán mal las
gentes y le podrán decir a Dios que realmente lo aman y que quieren vivir con
él en el cielo? En ese caso, ¿no sucederá que Dios las sacará del infierno y
las dejará entrar en el cielo?
Muchos piensan que
creer en Dios es como entregar tarde una tarea escolar: más vale tarde que
nunca.
No es así. No porque
Dios quiera impedir que los seres humanos vayan al cielo.
Dios sabe que los que
están en el infierno no cambiarán lo que piensan de él. Si mil oportunidades
más los hubiera hecho escoger su camino, Dios en su bondad les hubiera dado
esas oportunidades. Recuerda: Él es el Dios que "no quiere que nadie se
pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento" (2 Pedro 3:9). Pero
porque Dios sabe todo de antemano —incluyendo cuando alguien ha tomado una
decisión final— Dios los deja ir. Dice: "De la manera que está establecido
que los hombres mueran una sola vez, y después el juicio" (Hebreos 9:27).
Los no creyentes son como baldes puestos boca abajo debajo
de una catarata. Se preguntan: "¿Dónde está el amor de Dios?". Pero no están
dispuestos a dar vuelta su corazón y dejar que la cascada del amor ilimitado de
Dios llene la vida de ellos. El amor de Dios es un torrente que corre a
borbotones, pero la gente que está en contra de Dios no siente ni una sola
gota. Y el infierno es donde van las personas cuando han decidido que ni
quieren sentir el amor de Dios.
Los no creyentes son
también como huéspedes mal educados en un banquete. Dios ofreció su amor en una
fuente. Cuando las personas rechazan su amor, es como si le dieran un golpe a
la fuente haciéndola caer y luego pisotearan los mejores manjares.
Dios no da al incrédulo
más tiempo para decidirse porque sabe que dárselo no dará resultado. Pero
podemos estar seguros de que aun cuando se trata de algo tan difícil de
entender como el infierno, ¡el amor de Dios por nosotros es perfecto!
JOSH MCDOWELL - (Dev. "VIDA
NUEVA PARA EL MUNDO”)


