"El Espíritu Santo os enseñará todas las cosas." Juan
14:26
Jesús dijo que el
Espíritu Santo era el maestro por antonomasia. Aquí verás por qué:
1) Porque entablará un diálogo contigo. Cuando estés lo
suficientemente interesado como para hacer preguntas, habrá comenzado el
proceso de aprendizaje. Tus preguntas no le molestan a Dios si salen de un
corazón sediento. Jesús dijo: "Pedid y se os dará; buscad, y
hallaréis." (Mateo 7:7). Está bien ser inquisitivo; Dios no quiere que
seas pasivo y aceptes todo lo que te venga en la vida. Él desea que le preguntes
para obtener claridad y dirección.
2) Porque quiere enseñarte cómo vivir. Eso significa asistir
a clase todos los días y no de vez en cuando. Y también escuchar con atención,
tomar apuntes y leer lo que te manden. Significa confiar en que el Maestro sabe
de qué está hablando y estar seguro de que el conocimiento que estás
adquiriendo te preparará para ir y tener éxito en la vida. Tal vez no te
parezca que vale mucho lo que te dice un profesor ahora mismo, o que pienses
que nada tiene que ver contigo personalmente. Quizás sólo te interese aprobar
el examen, graduarte y largarte de ahí. Aprobar exámenes no demuestra más que tienes
una buena memoria, no que hayas aprendido algo. La meta de un buen profesor es
formar en ti:
a) una sed de conocimiento;
b) una capacidad de buscar y entender cosas cuando él ya no
esté ahí;
c) la disposición de poner en práctica lo que hayas aprendido.
Dirás: '¿Cómo puedo
saber que estoy aprendiendo de verdad?'. Juan te responde: "Permaneced en
Él, tal y como Él os enseñó" (1 Jn 2:27 CST).
"Por amor de Sión no callaré y por amor de Jerusalén no
descansaré... hasta que restablezca a Jerusalén y la ponga por alabanza en la Tierra.. ." (Isaías
62:1-7)
BOB Y DEBBIE GASS -
(Devocional "LA
PALABRA PARA HOY


