"...buscad, y hallaréis..." Mateo 7:7
Para escuchar a Dios
necesitas:
1) Un lugar y un tiempo. Algunos prefieren hacerlo por la
mañana. "...De mañana mi oración se presenta delante de Ti" (Salmo
88:13). Otros, por la tarde. "Suba mi oración delante de Ti... como la
ofrenda de la tarde" (Salmo 141:2). Otros, a lo largo del día. "En la
tarde, al amanecer y al mediodía oraré..." (Salmo 55:17). Busca un lugar y
una hora convenientes. '¿Cuánto tiempo debo pasar?' El tiempo que necesites;
suficiente para que expreses todo lo que quieras a Dios y para que Él te diga
lo que tenga que decirte.
2) Una Biblia abierta. Antes de leer la Palabra , ora. No vayas a la Escritura con tus
propias ideas, busca las de Dios. "Si la buscas como si fuera plata y la
examinas como a un tesoro... entenderás... y hallarás el conocimiento de
Dios" (Proverbios 2:4-5). Dios nos manda mensajes de la misma manera que
hizo con el maná: una porción cada día. "Porque mandamiento tras
mandamiento, mandato sobre mandato... línea tras línea, un poquito aquí, un
poquito allá" (Isaías 28:10). Lee poco y pausadamente en lugar de mucho y
de corrido. Lee hasta que un versículo te toque, detente ahí y medita. El
entendimiento se adquiere poco a poco, a lo largo de la vida.
3) Un corazón atento. Escribe Santiago: "...El que
mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no
siendo oidor olvidadizo sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo
que hace" (Santiago 1:25). Sabremos que estamos escuchando a Dios cuando
lo que leemos en la Biblia
se vea reflejado en nuestra vida.
"Por amor de Sión no callaré y por amor de Jerusalén no
descansaré... hasta que restablezca a Jerusalén y la ponga por alabanza en la Tierra.. ." (Isaías
62:1-7)
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")