“Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas,
enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino.” Mt 9:35
Todo lo que
vale en la vida es resultado de la pasión de alguien. Los acontecimientos
importantes de la historia humana son resultado de un profundo y entusiasta
deseo de ver metas cumplidas. El deseo entusiasta de los creyentes debe ser la
evangelización del mundo. Sin embargo, vivimos en una época que tiende a
entorpecer nuestra perspicacia. Nuestra cultura opaca nuestras metas legítimas
y le quitaría a nuestra fe su poder apasionado si tuviera la oportunidad.
En realidad, algunos cristianos son un jarro de
agua fría para el corazón apasionado. Simplemente no
comprenden a alguien con un interés apasionado por un proyecto espiritual, ya
que la pasión espiritual no es la norma. La norma es no dejar que el cristianismo
interrumpa su manera de vivir. Si usted sigue esa norma, bajará su temperatura
espiritual y se volverá apático.
Todos debemos
preguntarnos: ¿Dónde está nuestra carga por la evangelización? ¿Por qué no es
el evangelismo la función principal de la iglesia? ¿Es la iglesia simplemente
un centro de actividad complaciente consigo misma, satisfecha con la comodidad
y la prosperidad?
JOHN MACARTHUR - (Devocional "LA VERDAD PARA HOY”)