La oración es a menudo
una de las áreas más egoístas en la vida del cristiano. Cuando lo piensas bien,
la mayor parte de nuestras oraciones se enfocan en nuestras necesidades. Los
dos temas centrales de nuestra intercesión son nuestro crecimiento espiritual y
las necesidades de nuestra familia y amistades.
Ocasionalmente, puede
que alcancemos más allá de nuestros intereses y oremos por los demás. Sin
embargo, usualmente cuando decimos: “Oraré por ti”, no lo hacemos, o si no,
oramos por ellos una vez y luego nos olvidamos rápidamente de su necesidad.
Recientemente, he
estado examinando mi vida de oración a la luz de las escrituras y he sido
redargüido por la estrechez y limitaciones de mis propias oraciones. Como
muchos creyentes, paso gran parte de mi tiempo buscando el rostro del Señor
acerca de mi caminar con Él. Clamo a Él por santidad, para ser más como Él,
para recibir dirección para la vida y para tener Su unción en mi ministerio. Y disfruto de dulce comunión con Él,
adorándole calladamente y siendo refrescado en su presencia.
También intercedo
diariamente por mi familia, le pido al Señor que proteja a mis hijos de las
acechanzas del diablo, que haga a mis hijos como árboles plantados junto a los
ríos de Dios, que haga a mis hijas como piedras preciosas en Su palacio, y que
haga de todos mis nietos amantes de Jesús. También oro por los asuntos y
preocupaciones del cuerpo de Cristo en nuestra iglesia. Intercedo por
individuos que están en crisis y por los tantos misioneros y ministerios que
apoyamos.
Dirás: “Todo eso es de
elogiar, hermano David. Nos conforta saber que estás separado con el Señor, en
comunión con Él y orando por todas esas necesidades”.
Pero según la palabra
de Dios, dulce comunión no es suficiente. Sí, es el secreto para el crecimiento
espiritual; y no podemos tener más grande experiencia en la tierra; pero si
vamos al trono solo para nuestra edificación y necesidades personales, estamos
siendo egoístas. Sencillamente, no podemos descuidar de orar seriamente por las
grandes necesidades a nuestro alrededor.
“Entonces dijo a sus
discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues,
al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies”. (Mateo 9:37-38).
DAVID WILKERSON
- (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)