"Que nadie te menosprecie por..." (1 Timoteo 4:12
NVI)
Por mucho que lo
intentes, nunca realizarás un sueño si no es el tuyo propio. Párate y piensa en
tu trayectoria personal. ¿Cómo han influido los demás en tus planes, metas y
deseos? ¿Es posible que tus sueños sean el resultado de la persona que tus
padres piensan que eres? ¿Quién creen los demás que eres? ¿Quién desearías tú
ser? ¿O son tus anhelos el resultado de quien eres en realidad y de lo que Dios
quiso que fueras? Solamente vivirás la
vida para la que Dios te creó una vez que resuelvas el conflicto anterior.
Cuando hay un sueño que encaja contigo y tú encajas con el sueño, os hacéis
inseparables. T. S. Eliot dijo: "Cuando pienses algo, que sea tu opinión;
cuando quieras algo, que de verdad sea tu deseo".
Pablo le animó a
Timoteo: "Que nadie te menosprecie por ser joven" (1 Timoteo 4:12
NVI). Por lo visto, había gente en la iglesia primitiva que pensaba que Timoteo
era demasiado joven e inexperto para liderar, pero Pablo no lo creía así; ni
Dios tampoco. Cecil G. Osborne escribe: "Un niño pequeño no tiene una idea
clara de sí mismo. Se ve a sí mismo en el espejo de cómo sus padres lo
evalúan... Un niño al que se le dice continuamente que es malo, vago, o que es
inútil, o estúpido, tímido o torpe tenderá a exteriorizar esta imagen que los
padres o alguna otra figura de autoridad le hayan inculcado". Deja que
Dios, y nadie más que Él, te diga quién eres y lo que deberías hacer.
Cerciórate de su opinión, porque al fin y al cabo ¡es la única que cuenta!
"Por amor de Sión no callaré y por amor de Jerusalén no
descansaré... hasta que restablezca a Jerusalén y la ponga por alabanza en la Tierra.. ." (Isaías
62:1-7)
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")


