"...Manteneos sobrios y con la mente
despejada." (1 Pedro 4:7 CST)
Pasar de
la niñez a la edad adulta es una transición que requiere mucha sabiduría y
amor. Tu adolescente se sentirá y se comportará unas veces como niño y otras
como adulto. Tu misión es entender que, independientemente de su estado
anímico, se hará un hombre (o una mujer) y seguirá el resto de la vida como
adulto. Navegar por los problemas típicos de niño-adulto aumenta el grado de
tensión del adolescente, lo que a veces hace que se sienta fuera de control.
Para ayudarle a convertirse en un adulto maduro:
1) Sé racional, no reactivo. Tu
misión requiere que estés "sobrio y con la mente despejada".
Compórtate como adulto, porque no puedes ayudar a tu hijo a que se convierta en
uno si tú no lo eres.
2) Sé su padre (o madre), no uno de sus
amigos.
Necesitan alguien "al mando" para encaminarlos hacia la madurez. Si
renuncias a tu misión porque temes que tu hijo se enfade, o porque no quieres
que te rechace ni que esté descontento, lo estás abandonando en medio de un
camino de confusión. Eres la calma que Dios puso en su tormenta, el faro que le
guía. Es posible que ahora mismo él considere anticuados tus valores, reglas,
estilo de vida y costumbres. No esperes menos; eso es lo más normal. ¡Mantente
a raya! No trates de ser uno de ellos, desvirtuando las normas, pues ésa es una
alternativa educativa abocada al fracaso. Te retarán tanto si no eres
"guay" como si lo eres (y no
hay nada que le "mole menos" a un adolescente que un padre intentando
ser "guay"). Sé tú mismo y mantén los principios bíblicos; tu hijo
necesita que demuestres firmeza. Claro que ahora te hará la guerra; pero si
eres firme, cariñoso y consecuente, luego seguirá tus pasos.
"Por amor de Sión no callaré y por amor de Jerusalén no descansaré... hasta que restablezca a Jerusalén y la ponga por alabanza en la Tierra..." (Isaías 62:1,7)
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA HOY")


