Muchos creyentes llegan a lugares de pruebas. A veces el
Señor nos lleva a lugares similares a Mara, donde las aguas de la vida son
amargas (ver Éxodo 15:22-23). Y una vez allí, nosotros también enfrentamos una
sed insatisfecha, preguntas problemáticas y dudas graves. Tú puedes protestar:
"No, ¡no me puedes comparar a esos israelitas idólatras y fornicarios! ¡No
puedes decir que soy como ellos!"
Pero los pobres israelitas no reconocieron estas cosas
sobre ellos mismos; no se dieron cuenta de lo que había en sus corazones hasta
que llegó la hora de la prueba. Creo que lo mismo es cierto para el pueblo de
Dios hoy. El profeta Jeremías escribe: "Engañoso
es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?"
(Jeremías 17:9).
Recuerda que este es el mismo pueblo que más adelante,
tembló delante del Señor en el Monte Sinaí, después de oír Sus mandamientos,
contestando rápidamente: "Todo lo que Dios ha dicho, haremos. ¡Vamos a
obedecer cada orden!" Y los hijos de Israel fueron sinceros en cada
palabra que decían. Estaban llenos del temor de Dios y convencidos de que no
fallarían en honrarlo. Pero no tenían idea de lo que había en sus corazones; en
realidad, estaban en bancarrota espiritual.
Como ves, Israel vivía a través de la experiencia de su
pastor y maestro, Moisés. No tenían fe
propia y cuando Dios quitó a Moisés de en medio de ellos, ¡ellos apostataron en
cuarenta días!
Lo mismo sucede con muchos cristianos hoy en día. Cuando
oyen la Palabra de Dios predicada, ansiosamente se comprometen a someterse a
ella con todo su corazón. Pero en realidad, están viviendo a través de la
experiencia de alguien más. Se alimentan de audios de enseñanza, seminarios,
revelaciones de sus pastores y no tienen su propia experiencia profunda con
Cristo.
Amado, no puedes obtener la verdadera revelación de Dios
a partir de alguien más. Un predicador puede motivarte e inspirarte, y podrás
aprender a recitar preceptos bíblicos. Pero hasta que tengas tu propia experiencia
con Jesús y desarrolles una historia con Él, no podrás conocerlo. Su Palabra
debe abrir camino en tu corazón hasta que se vuelva una experiencia viva.
DAVID WILKERSON - (Devocional Diario “ORACIONES”)