"Si alguno me
sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno
me sirviere, mi Padre le honrará." Juan 12:26
El servicio más elevado es imitación. Si yo quiero ser el
siervo de Cristo, he de ser Su seguidor. Hacer como hizo Jesús es la forma más
segura de honrar Su nombre. He de tener esto en mente cada día.
Si imito a Jesús, tendré Su compañía: si soy semejante a
Él, estaré con Él. A su debido tiempo Él me llevará a lo alto para que more con
Él arriba, si, entre tanto, me esfuerzo para seguirle aquí abajo. Después de Su
sufrimiento nuestro Señor llegó a Su trono, y, de la misma manera, después de
que hayamos sufrido un poco con Él aquí abajo, nosotros también llegaremos a la
gloria. La condición de la vida de nuestro Señor será la condición de nuestra
vida: si estamos con Él en Su humillación, estaremos con Él en Su gloria.
Vamos, alma mía, cobra ánimos y coloca tus pies en las huellas marcadas con
sangre que tu Señor te ha dejado.
No debo dejar de observar que el Padre honrará a quienes
siguen a Su Hijo. Si Él me ve que soy fiel a Jesús, pondrá señales de favor y
de honor en mí por causa de Su Hijo. Ningún honor puede ser semejante a este.
Príncipes y emperadores conceden simples sombras de honor; la sustancia de la
gloria proviene del Padre. Por tanto, alma mía, aférrate al Señor Jesús más
firmemente que nunca.