Quiero hacerte una pregunta, muy simple pero importante:
¿Has sido liberado? Al principio, la respuesta podría ser muy fácilmente un
“sí”, pero en realidad, muchos de nosotros estamos viviendo en una forma de
mundo imaginario, fantasioso. Hemos sido liberados, lavados, redimidos y
santificados; estamos limpios, puros, lavados y viviendo para Dios en una
especie de “otro mundo” que está en algún lugar en las tierras de la sombra más
allá de nuestro entendimiento.
En realidad, en nuestro día a día, en nuestra existencia
cotidiana, “donde el cielo se encuentra con la Tierra”, por decirlo así,
comenzamos a tener una sensación diferente acerca de nuestra vida. ¿He sido
realmente liberado? Muchos de nosotros estamos clamando a Dios y rogándole
todos los días: "Señor, ¡por favor libérame! Libérame de la esclavitud,
libérame del poder del pecado, libérame de estos hábitos y adicciones”. Constantemente le estamos pidiendo a Dios
que nos libere.
La verdad es que, si ya te has encontrado con Jesucristo,
si has sido lavado por la sangre del Cordero y limpiado por Su preciosa sangre,
has sido liberado en Él. ¡Eres victorioso y eres una nueva creación en Cristo
Jesús!
“De modo que si alguno
está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son
hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo
por Cristo” (2 Corintios 5:17-18).
No tienes que venir al altar y rogar y suplicar y
revolcarte en desesperación y culpa, gritando: "¡Oh Dios, libérame! Dios,
por favor, cámbiame". No, porque Él ya te ha cambiado. Él ya te ha hecho
una nueva criatura. Él ya puso en ti, convicción de injusticia y ha plantado Su
justicia dentro de ti. Como creyente en Jesucristo, tú no puedes obligarlo a Él
a hacerte justo pero si lo has hallado, Él ya ha te hizo justo y completo.
¡Aleluya! ¡Esas son buenas noticias!
GARY WILKERSON - (Devocional Diario “ORACIONES”)