“Había en Cesarea un
hombre llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada ‘la Italiana’,
piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al
pueblo y oraba siempre a Dios” Hechos 10:1-2
La vida de Cornelio prueba que Dios busca una devoción de
todo corazón, obediencia, y oración sin cesar. Considere las maneras en que
este devoto hombre de Dios salvó a su casa y los milagros que resultaron por su
devoción.
Cornelio estaba tan determinado a que él y su casa
vinieran a la plenitud de Dios, que él realmente se negó a comer para buscar a
Dios. El alimento era secundario a su profunda hambre espiritual y a su anhelo
por Dios. Días de ayuno sin una correspondiente hambre y sed de Dios resultan
en nada; de hecho, es mejor comer alimentos en lugar de ayunar en un esfuerzo
para ganarnos bendiciones del cielo. Pero el hambre de Dios le quita el deseo
de la comida al hombre que tiene un corazón de buscar a Dios.
Este hombre Cornelio debería avergonzarnos a todos. Él no
tenía cintas grabadas con enseñanzas; él ni siquiera tenía un maestro. Él no
era un Judío prosélito sino que simplemente era un hombre desesperado por tener
a Dios. Lo que él había aprendido, lo había logrado de manera difícil –sin
seminarios, sin convenciones, sin libros de cómo recibir de Dios–. Ni tenía aún
al Espíritu Santo dentro de él todavía, para animarlo a orar y a buscar el
rostro de Dios. Sin embargo, él ayunaba y oraba siempre.
Su vida de oración hizo que diera limosnas. Dios todavía
no había contestado su oración por su propio hogar, pero él seguía dando
generosamente a todos los necesitados. Él no estaba tan envuelto en su propia
necesidad que le consumiera todo su tiempo, atención y dinero.
Los hombres que oran, siempre atraen la atención de Dios;
y el hombre que ora escucha a Dios hablar. Esto ha sido siempre así desde el
comienzo.
Usted puede salvar a su casa de la misma manera que
Cornelio salvó a la suya. En un solo día, con un glorioso milagro, toda la casa
de Cornelio fue salva y llena con el Espíritu Santo. En un día su casa fue
transformada de una ceguera espiritual, a una vida y a una luz maravillosa.
Todo porque este hombre se propuso con gran determinación salvar a su casa. Que
Dios nos ayude a tomar en serio el orar por nuestra familia y amigos que están
perdidos.
DAVID WILKERSON - (Devocional Diario “ORACIONES”)