Muchas voces en el mundo de hoy están analizando por qué
la gente está tan perpleja y preocupada. Pero la cantidad no es mayor a una
"Babel" de razones confusas. El hecho es que ningún verdadero amante
de Jesucristo va a estar atribulado por la posible pérdida de cosas materiales.
Más bien, ¡va a estar plagado de problemas en el mundo espiritual!
Pablo conocía la verdadera causa de nuestras
perplejidades y angustias y él aborda el tema en Romanos 7:15-19: "Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago
lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago…Porque no hago el bien que
quiero, sino el mal que no quiero, eso hago".
El apóstol está diciendo: "Justamente aquello que no
quiero hacer, termino haciéndolo. Pero aquello que me encantaría hacer, en
obediencia a Dios, ¡me es imposible lograrlo!"
Acá, Pablo se está refiriendo a miles de creyentes
sinceros. Ellos están preocupados, ya
que simplemente no pueden encontrar la victoria sobre el pecado. Ellos
quieren hacer lo correcto, vivir una vida santa y pura delante del Señor; y
odian el pecado que tan fácilmente los tienta e interrumpe su comunión con
Cristo. Sin embargo, ¡siguen volviendo a éste!
Terminan angustiados, preocupados y cansados, gritando:
"¡Miserable de mí! Yo no quiero seguir con esto. ¡Pero pareciera imposible
resistirse! ¿Por qué soy tan débil? Y ¿por cuánto tiempo debo soportar esta
lucha? ¿Pasaré toda mi vida llorando un río de lágrimas, confesando y
arrepintiéndome y luego volviendo a mi pecado?".
Abraham hizo una pregunta similar al Señor al no ver
salida al dilema en que estaba. La respuesta de Dios fue: "Yo soy tu
escudo, y tu galardón será sobremanera grande" (Génesis 15:1). El Señor le
dijo: "Abraham, te voy a dar a Mí mismo y eso es todo. Yo seré tu defensor
y tu gran recompensa, porque Yo soy el que soy. No tienes por qué temer a otro
enemigo durante toda tu vida, porque ¡Yo seré Dios para ti!
DAVID WILKERSON - (Devocional Diario “ORACIONES”)