“Completad mi gozo,
sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa.” Filipenses 2:2
El apóstol Pablo era un gran teólogo, y a menudo trató
importantes temas doctrinales. Se opuso al legalismo de los judaizantes (Fil.
3:2) y a los criterios disolutos de otros falsos maestros (vv. 18-19). Sabía
que tales enseñanzas pervertían la doctrina de la salvación y amenazaban la
vida de la iglesia. Pero también comprendía que la discordia en la iglesia era
igualmente una amenaza para su vida. Es que el conflicto le quita a la iglesia
su poder y destruye su testimonio. Los
enemigos de Cristo se afanan por buscar formas de desacreditar a la iglesia.
Por lo visto, la discordia en la iglesia de Filipos
estaba a punto de destruir la integridad de su testimonio. Así que Pablo les
dijo: “Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para
que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis
firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio”
(1:27). Tenemos un Espíritu entre nosotros, de modo que no hay razón alguna
para la discordia.
JOHN MACARTHUR
- (Devocional "LA
VERDAD PARA HOY")