"Pon la mirada en
lo que tienes delante..." (Prov. 4:25 NVI)
Resulta muy fácil soñar despierto, dejando libre la
imaginación. Pero es mucho más difícil enfocar tu mente en la tarea de fijarte
un objetivo claro y tener una visión concreta y convincente. Según un líder:
"Para mí, el proceso comienza con preguntas que me debo plantear a mí
mismo, porque un sueño tiene siempre sus raíces en el soñador, en sus
experiencias, circunstancias, talentos y oportunidades. Por eso me pregunto:
'¿Qué estoy sintiendo; qué me dicen las emociones?' '¿Qué estoy percibiendo;
qué me dice mi intuición? ¿Qué estoy viendo; qué sucede a mi alrededor? ¿Qué
estoy oyendo; qué dicen los demás? ¿Qué estoy pensando; qué dicen mi intelecto
y mi sentido común?
A veces podemos ver todo con claridad de repente, como
por una revelación, pero en la mayoría de los casos no sucede así, sino que hay
que seguir trabajando en ello, aclararlo y replantearlo. Si el proceso es
difícil, no deberíamos abandonar. De
hecho, si fuera demasiado fácil eso podría ser indicio de que no estás teniendo
ideales demasiado altos. Debes seguir esforzándote, porque merece la pena
luchar por un gran sueño". Si tienes claro en qué parte del proceso te
encuentras, lo que sabes y lo que quieres, estás muy bien encaminado para
entender y aceptar el cometido para el cual Dios te ha puesto en esta tierra.
Moisés pasó dos tercios de su vida tratando de cerciorarse de lo que Dios
quería de él; en el proceso, no obstante, intentó hacer las cosas a su manera,
y falló. Pero tenía un corazón dedicado a Dios y una visión divina, por lo cual
al final triunfó en su tarea. ¡Y tú también triunfarás!
"Por amor de Sión no callaré y por amor de Jerusalén
no descansaré... hasta que restablezca a Jerusalén y la ponga por alabanza en
la Tierra..." (Isaías 62:1-7)
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA
PARA HOY")