Una mente turbada es la que padece de un continuo
descontento, que está presionada, perturbada, inquieta, que se preocupa por el
futuro y el pasado así como por las circunstancias presentes. Estoy convencido
de que hay más mentes atribuladas hoy que en las generaciones pasadas.
Aparentemente muchos de los que aman a Jesús están tan
atribulados en sus mentes como las masas de incrédulos. Veo evidencia de esto
en algunas de las cartas que recibe nuestro ministerio. Un sin número de
creyentes permanecen despiertos por la noche, afligidos y angustiados. Van a la
iglesia esperando experimentar algún tipo de alivio de sus cargas, pero una vez
salen del servicio, sus problemas regresan.
Jesús advirtió que en los últimos días los corazones de las
personas estarían preocupados por todas las crisis que tomarían lugar en el
mundo. "Entonces habrá…angustia de
las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas;
desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que
sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán
conmovidas" (Lucas 21:25-26).
Jesús dijo que los eventos que vienen sobre el mundo
asustarían tanto que las personas caerían muertas literalmente de deficiencia
cardiaca.
Años atrás llegó una carta de un predicador que tenía
alrededor de noventa años. Él recordaba que la inmoralidad en la década del
1920 trajo el juicio sobre América a través de la Gran Depresión. Él ha sido
testigo de dos Guerras Mundiales, ha visto el cambio en el sistema de
transporte desde carruajes tirados por caballos a transbordadores espaciales, y
el cambio de las comunicaciones desde radios con interferencias sonoras al
Internet. En pocas palabras, lo ha visto todo.
Ahora él nos cuenta que
la maldad que tiene lugar en nuestra nación hoy lo aflige más que cualquier
cosa de lo que ha sido testigo en la vida.
Difícilmente puede asimilarlo todo, dice, porque está pasando tan rápido, y las
profundidades de la depravación están más allá de la comprensión.
Aún así Jesús nos da una palabra de consuelo a pesar de
todo lo que vemos que está tomando lugar. Él ordena: “…mirad que no os turbéis:
porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin” (Mateo
24:6). Él nos está diciendo: “¡No permitan que ninguna de las cosas malas de
las cuales les estoy advirtiendo, atribulen sus mentes!”
DAVID WILKERSON - (Devocional Diario “ORACIONES”)