"Porque sacia el
alma menesterosa, y llena de bien al alma hambrienta." Salmo 107:9
Es bueno tener anhelos, y entre más intensos sean, mejor.
El Señor saciará los anhelos del alma, por grandes y por absorbentes que sean.
Anhelemos grandemente, porque el Señor saciará grandemente. Nunca tendremos el
estado mental adecuado mientras estemos contentos con nosotros mismos, y
estemos libres de anhelos. Los deseos de mayor gracia, y los gemidos que no
pueden ser expresados, son dolores propios del crecimiento, y deberíamos
desearlos más y más. ¡Bendito Espíritu, condúcenos a suspirar y a clamar pidiendo
mejores cosas, y pidiendo más de lo mejor!
El hambre no es de ninguna manera una sensación
placentera. Sin embargo, bienaventurados
son los que tienen hambre y sed de justicia. Tales personas no solamente
verán su hambre aplacada con un poco de alimento, sino que serán saciadas. No
serán saciadas con cualquier tipo de alimento burdo, sino que su dieta será
digna del buen Señor, pues serán saciadas con bien por el propio Jehová.
Vamos, no nos inquietemos porque anhelemos y tengamos
hambre, sino que oigamos la voz del Salmista cuando él mismo anhela y tiene
hambre de ver a Dios enaltecido. "Alaben la misericordia de Jehová, y sus
maravillas para con los hijos de los hombres."
CHARLES SPURGEON - (Devocional "MEDITACIÓN DE HOY")