“... y temió el pueblo
delante de Jehová....Ellos fueron y comenzaron a trabajar en la casa de Jehová
de los ejércitos, su Dios” Hageo 1:12,14
Los
israelitas se dieron cuenta de que estaban enfocados en sus propios intereses y
regresaron a reconstruir el templo. Ellos acudieron al lugar donde deberían de
estar -¡construyendo la casa de Dios!-.
Ellos se pararon frente a los cimientos del templo y
observaron cómo las murallas empezaban a edificarse. Pero algo estaba mal pues
¡muchos de los ancianos empezaron a sollozar! ¿Por qué? Porque hacía sesenta y
ocho años ellos habían visto el esplendor del templo de Salomón y el templo
actual no le llegaba a la medida. ¡Este último no era nada!
Le gente empezó a hablar de la pasada gloria diciendo,
“Este templo no tiene arca, ni propiciatorio o querubín. No hay fuego
consumidor en el altar, ni shekinah cayendo gloriosamente sobre la casa.
Después de todo nuestro trabajo, de todo nuestro sacrificio y obediencia, de
haber puesto los intereses de Dios primero, simplemente ¡este templo no está a
la altura! Éste no se compara al que vimos con anterioridad. ¿Por qué seguimos
luchando, por qué seguimos en esto cuando vemos pocos resultados ante lo mucho
que hemos hecho? ”
¡Hoy día, un ejército del pueblo de Dios se está dando
por vencido porque piensan que nunca estarán a la altura! Como los israelitas,
ellos han regresado al Señor, lo han puesto a Él como su prioridad, buscan Su
voluntad, construyen Su casa. Pero
cuando observan sus vidas, ellos dicen, “¡Después de todas mis luchas tengo muy
poco qué mostrar! Poseo muy poco de la santidad de Dios, muy poco de su
gloria en mi vida. Comparado con otros cristianos, yo nunca llegaré a su
altura. Entonces, ¿para qué seguir luchando? Nunca obtendré la victoria.”
Estoy convencido que ésta es la razón por la que muchos
cristianos se dan por vencidos en la batalla. ¡Ellos se comparan con otros
creyentes y se desaniman porque se sienten inferiores!
Si usted solamente es honesto con Dios y no trata de
medirse a sí mismo con base en el desempeño de otras personas sino en su amor
por Jesús, usted puede estar seguro que está creciendo -y ¡Dios promete que
estará con usted!-.
Amado, usted puede tomar nota de esto, porque es Dios
quien se lo promete. Desde el preciso momento en que usted se vuelve a enfocar
en construir el cuerpo de Cristo -dejando atrás el compararse con otros,
haciendo a un lado sus caminos egoístas, y permite que Él se convierta en su
todo- usted empezará a ver Sus múltiples bendiciones. ¡Usted literalmente puede
tomar nota de esto! ¡Usted sabrá que Él lo está favoreciendo, sonriéndole,
regocijándose en usted!
DAVID WILKERSON - (Devocional Diario “ORACIONES”)