"Esparciré sobre
vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de
todos vuestros ídolos os limpiaré." Ezequiel 36:25
¡Qué sobresaliente gozo es este! Quien nos ha purificado
con la sangre de Jesús también nos limpiará con el agua por el Espíritu Santo.
Dios lo ha dicho y así será: "Y seréis limpiados." Señor, nosotros
sentimos y lamentamos nuestra inmundicia, y es alentador que Tu propia boca nos
asegure que seremos limpiados. ¡Oh, que te dignaras hacer una rápida labor de
limpieza!
Él nos librará de nuestros peores pecados. Las
sublevaciones de la incredulidad y las engañosas lascivias que combaten contra
el alma, los viles pensamientos del orgullo, y las sugerencias de Satanás para
blasfemar el sagrado nombre: todas estas
cosas serán tan purificadas que no retornarán.
Él también nos limpiará de todos nuestros ídolos, sean de
oro o de arcilla: de nuestros amores impuros, y de nuestro excesivo amor a
aquello que en sí mismo es puro. Todo lo que hemos convertido en un ídolo será
arrancado de nosotros o nosotros seremos desgajados de ello.
Es Dios quien habla de lo que Él mismo hará. Por tanto
esta palabra es firme y segura, y podemos esperar con certeza lo que nos
garantiza. La limpieza es una bendición del pacto, y el pacto es ordenado en
todas las cosas y seguro.
CHARLES SPURGEON - (Devocional "MEDITACIÓN DE HOY")