"Y circuncidará
Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a
Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que
vivas." Deut. 30:6
Aquí leemos acerca de la verdadera circuncisión.
Noten a su autor: "Jehová tu Dios." Sólo Él
puede tratar eficazmente con nuestro corazón, y quitar su carnalidad y su
corrupción. Hacernos amar a Dios con todo nuestro corazón y alma es un milagro
de gracia que sólo el Espíritu Santo puede obrar. Hemos de mirar únicamente al
Señor para esto, y no estar satisfechos nunca con nada que no sea eso. Noten
dónde es obrada esta circuncisión. No es de la carne, sino del espíritu. Es la
señal esencial del pacto de la gracia. El amor a Dios es la marca indeleble de
la simiente elegida; por este sello secreto la elección de gracia es
certificada para el creyente. Debemos cuidar de no confiar en ningún rito
externo, sino que seamos sellados en el corazón por la operación del Espíritu
Santo.
Noten cuál es el resultado: "a fin de que
vivas." La intención de la carne es muerte. Venciendo a la carne
encontramos vida y paz. Si andamos en las cosas del Espíritu, viviremos. Oh,
que Jehová, nuestro Dios, complete Su obra de gracia en nuestras naturalezas
internas, para que en el sentido más pleno y más elevado vivamos para Dios.
CHARLES SPURGEON - (Devocional "MEDITACIÓN DE HOY")


