"¿Reprocha el barro
al que le da forma diciéndole: '¡detente, lo estás haciendo mal'?" (Isaías
45:9 NTV)
Muchos de nosotros no estamos satisfechos con lo que
vemos en el espejo. Es más, algunos estamos tan poco satisfechos que nos
gastamos una fortuna para cambiarlo. Y aunque esté bien cuidar de la
apariencia, Dios no nos dio nuestro físico para demostrar lo que valemos para
Él o para los demás. Sin importar qué rasgos físicos hayas heredado, aquí hay
algunas verdades de la Palabra que merece la pena tener en cuenta:
1) Si te amargas por tu
físico estarás en desacuerdo con Dios. La Biblia
dice que no tienes ningún derecho a recriminarle a tu Creador. Eres una vasija
moldeada por un alfarero; y el barro no le reprocha: '¡Detente, lo estás
haciendo mal!'. Dios te creó para que seas Su vasija de barro, un recipiente
práctico y utilizable; no un bonito adorno para lucir. "...Tenemos este
tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios y no de
nosotros" (2 Corintios 4:7). Tu valor no depende de tu físico, sino de lo
que contiene: el mensaje de la gracia de Dios que cambia vidas.
2) Amargarte por tu
físico viene de falsas comparaciones. Hoy en día
se nos empuja a aspirar a ideales inalcanzables de belleza. Modelos retocadas
nos venden de todo en la televisión, desde cereales hasta automóviles. ¡Bajemos
de las nubes! "...Ellos manifiestan su falta de juicio al medirse con su
propia medida y al compararse consigo mismos" (2 Corintios 10:12). La
insatisfacción que tengas con tu apariencia proviene de desconocer el propósito
maravilloso y creativo que Dios tiene para ti. Y eso lo entenderás cuando fijes
"...la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra
fe..." (Hebreos 12:2 NVI).
"Por amor de Sión no callaré y por amor de Jerusalén
no descansaré... hasta que restablezca a Jerusalén y la ponga por alabanza en
la Tierra..." (Isaías 62:1-7)
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA
PARA HOY")