Cuando la Palabra de
Dios habla de reposo, incluye el descanso físico. Pero el santo descanso del
Señor comienza en el alma: "Por tanto, queda un reposo para el pueblo de
Dios" (Hebreos 4:9). ¿Qué es este descanso? Se trata de poner todos
nuestros pecados-cargas en Cristo.
Jesús mismo dice: "Venid a mí todos los que estáis
trabajados y cargados, y yo os haré descansar" (Mateo 11:28). Él está
diciendo, "Por la fe, debes entrar en el descanso del Padre, en su Sabbat.
Niégate a llevar tus cargas desde y hacia tu casa por más tiempo, en cambio,
ponlas todas en Mí. Yo soy el Señor del día de reposo y soy el único que puede
soportar tu carga."
Permítame
preguntarle: ¿Por qué tantos cristianos rechazan la oferta de Jesús? Yo creo
que si Jeremías viviera hoy, estaría atónito por todos los cristianos que
siguen llevando sus propias cargas de pecado y sus batallas con la tentación.
Probablemente gritaría: "¿Por qué estás soportando todas estas cargas en
un glorioso día de reposo? ¿No te dijo Jesús lo que le dije a Israel:" No traigas
ninguna carga a tu casa?"¿Por qué sigues llevando esas cargas? ¡No lleves
cargas en el Sabbat, porque es un día santo para el Señor! "
El punto aquí es que el día de reposo significa que debemos
dejar nuestras obras, nuestro propio esfuerzo humano para merecer la salvación
de Dios: "Ni saquéis cargas de vuestras casas en día de reposo, ni
hagáis trabajo alguno, sino santificad el día de reposo, como mandé a vuestros
padres "(Jeremías 17:22).
Aquí está el secreto
de cómo hemos de santificar el día de reposo: Hemos de dar todas nuestras
cargas a Jesús y confiar en Su Espíritu Santo para que nos dé fuerza para toda
la vida. ¡Eso es! Honramos el sábado dejando de lado todo auto-esfuerzo para
tratar de hacer nuestro propio camino a través del pecado y la tentación.
Debemos observar que
ésta orden no sólo es para el domingo sino para todos los días.
DAVID WILKERSON - (Devocional Diario “ORACIONES”)