“No todo el que me dice:
Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad
de mi Padre que está en los cielos.” Mateo 7:21
El Nuevo Testamento presenta normas elevadas para
distinguir la verdadera vida cristiana, y también da muchas advertencias para
evitar el engaño de sí mismo respecto a la salvación (vea Mt. 25).
Una de las causas del
engaño de sí mismo es una interpretación errónea de la doctrina de la
seguridad. Muchos son engañados por testigos cristianos
bienintencionados que les dicen que para ser salvos sencillamente tienen que
tomar una decisión por Cristo y después, basándose en esa oración de decisión,
nunca volver a dudar de su salvación.
Lamentablemente, tales evangelistas están tratando de
garantizar la salvación de alguien sin la obra convincente del Espíritu Santo y
la futura evidencia de los frutos espirituales acompañados de la obediencia a
la Palabra (Jn. 8:31).
Solo Dios puede dar a una persona la verdadera promesa de
la salvación, por el Espíritu obrando mediante su Palabra (vea Ro. 8:14-16).
JOHN MACARTHUR
- (Devocional Diario "LA
VERDAD PARA HOY")