"...EL DIABLO... LO PUSO SOBRE EL PINÁCULO DEL
TEMPLO" (Mateo 4:5)
El ataque del
pináculo. Consideremos la segunda tentación de Jesús: "El diablo lo llevó
a la santa ciudad, [y] lo puso sobre el pináculo del Templo" (Mateo 4:5).
Aquí se trata del miedo al fracaso. Satanás te susurrará al oído: 'Ahora estás
en el pináculo del éxito, pero podrías caerte fácilmente', y te recordará tus
fracasos anteriores y los otros líderes que se vinieron abajo. Te dirá: 'Si la
gente conociera de verdad tus debilidades o las luchas internas que tienes, no
te respetarían'. Existen dos clases de temores: uno bueno y otro malo. El
primero te mantendrá dependiendo de Dios y te protegerá del orgullo y la
autosuficiencia. "...El que piensa estar firme, mire que no caiga" (1
Corintios 10:12).
Pero existe también
un temor perjudicial, que hará que te quedes en el barco cuando Jesús te llame
a que salgas y camines con Él sobre las aguas. Podrás aludir: 'Pedro casi se
ahoga'. Es verdad, ¡pero fue el único discípulo que tuvo la increíble
experiencia de andar sobre el mar! El
hecho de que tengas fe no significa que a veces no te sientas desanimado. Sin
embargo tú eliges: ceder ante el temor o confiar en el Dios que te llamó y que
siempre te ha sustentado y dado la fortaleza necesaria para enfrentar cualquier
contrariedad. Si tu seguridad proviene de tus talentos o de tu intelecto,
existen buenos motivos para estar temeroso. Pero si proviene de Dios, no
deberías temerle a nada.
"Por amor de Sión no callaré y por amor de Jerusalén
no descansaré... hasta que restablezca a Jerusalén y la ponga por alabanza en
la Tierra..." (Isaías 62:1,7)
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional Diario "LA PALABRA
PARA HOY")