“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para
con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.” Romanos 5:1
(Leer Levítico 3 – Marcos 16 – Salmo
62:1-4 – Proverbios 15:31-32)
“Por gracia
sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no
por obras, para que nadie se gloríe” Efesios 2:8-9
Un evangelista
explicaba este versículo. Estamos reconciliados, tenemos la paz con Dios solo
mediante la fe, es un don de Dios. Nuestra salvación no se gana, no se merece,
no se compra. Un asistente, convencido de que las obras eran necesarias para
ser salvos, le citó otro pasaje de la Biblia: “Vosotros veis, pues, que el
hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe” (Santiago 2:24).
¿Ambas cosas son compatibles?
La Biblia es la
Palabra de Dios, y el Espíritu Santo es su autor. Dios no se contradice. Estos
dos versículos expresan dos puntos de vista diferentes y complementarios: lo
que Dios ve y lo que pueden ver los hombres.
Dios puede leer
en nuestros pensamientos y en nuestro corazón. Él sabe si el creyente confía solo en la obra de Cristo para ser salvo.
Solo de esta manera, es decir, por la fe, es hecho “justo” ante Dios. La fe es
un acto de confianza en Dios y no una simple adhesión a un conjunto de dogmas.
Para los
hombres, que únicamente ven el resultado exterior de la transformación
interior, las obras hacen que la fe sea visible. Las obras de un creyente son
coherentes con lo que hay en su interior. Su vida cotidiana es el reflejo de su
fe.
Los dos
aspectos son importantes. Primeramente la fe, para echar mano del regalo de
Dios, y luego los actos, como frutos de la vida divina.
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SEMILLA")