“Por causa de mi nombre todo el mundo los odiará a
ustedes, pero el que resista hasta el fin, se salvará.” Marcos 13:13
El Papa
Benedicto XVI y yo no siempre estuvimos de acuerdo.
Aun así, ambos
pedimos al gobierno de Pakistán que anulara las leyes con respecto al blasfemar
o maldecir. En resumen, esas leyes dicen que una persona puede ser ejecutada
por insultar al Profeta Mahoma.
Pero, por más
que hayamos pedido, difícilmente dichas leyes sean abolidas.
Salman Taseer,
un gobernador de Pakistán, quiso cambiar esas leyes. Todo lo que consiguió fue
que su guardaespaldas lo asesinara.
En vez de ser
condenado por lo que hizo, en algunos círculos ese guardaespaldas ha sido
considerado como un héroe. La primera vez que apareció ante la corte, fue
literalmente cubierto con los pétalos de rosas que el público le tiró en señal
de apoyo. Entre ese público estaban algunos abogados paquistaníes.
Parece que una
manera de asegurarse que alguien no discrepe con uno es matándolo.
La fe
cristiana propone una manera diferente. En su carta a los fieles en la iglesia
en Tesalónica, Pablo los alienta, diciéndoles: "Ustedes, hermanos, no se
cansen de hacer el bien. Si alguno no obedece las instrucciones que les damos
en esta carta, denúncienlo públicamente y no se relacionen con él, para que se
avergüence. Sin embargo, no lo tengan por enemigo, sino amonéstenlo como a
hermano."
En otras
palabras, no escuchen ni le hagan caso a lo que dice el incrédulo, sino
háblenle como a un hermano que está equivocado.
Como pueden
ver, San Pablo no dice nada acerca de matar a nadie. Tampoco dijeron nada al
respecto Pedro, Santiago, y Juan. Quizás se deba a que a Jesús, el Príncipe de
Paz, le importaba mucho más salvar a las personas, que apedrearlas.
Como cristianos
nos alegramos porque Jesús vino a este mundo para librarnos del pecado, del
diablo, y de la muerte. Gracias a que realizó con éxito su obra desde Belén
hasta su tumba prestada es que nosotros, su familia perdonada, somos libres de
invitar a otros a unirse a nosotros para adorar a aquél que es la buena noticia
de gran alegría.
Es por ello que
San Pablo escribe en Gálatas 5:13-15: "Les hablo así, hermanos, porque
ustedes han sido llamados a ser libres; pero no se valgan de esa libertad para
dar rienda suelta a sus pasiones. Más bien sírvanse unos a otros con amor. En
efecto, toda la ley se resume en un solo mandamiento: «Ama a tu prójimo como a
ti mismo.» Pero si siguen mordiéndose y devorándose, tengan cuidado, no sea que
acaben por destruirse unos a otros".
ORACIÓN: Señor Jesús, gracias por ser el
Salvador que libera y perdona. Ayúdame a mantenerme fiel a la maravilla de lo
que tú has hecho por mí. En tu nombre. Amén.
CRISTO PARA TODAS LAS N. - (DEV. “ALIMENTO DIARIO”)