“… ¿Recibiremos
de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?…” Job 2:10 (Leer: Job 1:13-22)
«Es cáncer». Quise ser fuerte cuando mi mamá dijo esas palabras. Rompí
en llanto. Uno jamás quiere escucharlas; ni siquiera una vez. Pero era la
tercera vez que ella luchaba contra ese mal. Después de unos exámenes de
rutina, se enteró de que tenía un tumor maligno debajo del brazo.
Aunque Mamá era la de la mala noticia, tuvo que
consolarme a mí. Su respuesta me sorprendió: «Sé que Dios es bueno conmigo
siempre. Él siempre es fiel». A pesar de enfrentar una cirugía difícil y
radioterapia, Mamá estaba segura de la presencia y la fidelidad del Señor.
¡Qué parecido a Job! Perdió a sus hijos, su riqueza y su
salud. Pero después, «se postró en tierra y adoró» (Job 1:20). Cuando le
aconsejaron maldecir a Dios, respondió: «¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal
no lo recibiremos?» (2:10). ¡Qué maravillosa respuesta inicial! Aunque más
tarde se quejó, al final, aceptó que Dios nunca había cambiado. Sabía que
seguía con él y que le importaba su vida.
Para la mayoría, la alabanza no es la primera respuesta
ante las dificultades. A veces, el dolor de nuestras circunstancias es tan
abrumador que reaccionamos con temor o enojo. Pero ver la respuesta de mi mamá
me recordó que Dios sigue estando presente y siendo bueno. Él nos ayuda a
atravesar los momentos difíciles.
Señor, que pueda alabarte en las dificultades.
Aun en los momentos más oscuros, podemos elevar nuestra
mirada al Señor.
(La Biblia en
un año: Éxodo 39–40 — Mateo 23:23-39)
LMW -
(DEVOCIONAL “NUESTRO PAN DIARIO")