“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro
tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos
asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y
consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz,
menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.” Hebreos
12:1-2
Estamos al comienzo de un nuevo año. Este es el tiempo en
el que generalmente se hacen resoluciones y promesas acerca de cosas que
deseamos cambiar en nuestras vidas, o se establecen metas a las que queremos
llegar. Lamentablemente, muchas de estas resoluciones son las mismas que hemos
hecho en años anteriores, y que por un motivo u otro nunca se cumplieron. Por
regla general la razón es que nos enfocamos más en los medios que en el fin
mismo, y por lo tanto perdemos de vista la meta. Por ejemplo, muchos se hacen
el “firme” propósito de perder peso. Pero lo cierto es que “perder peso” no es
el fin que verdaderamente desean, sino que es sólo el medio para llegar a ese
fin. El verdadero propósito es lucir bien físicamente, sentirse bien
sicológicamente, gozar de buena salud, etc. Este es el fin al que se llega
cuando se pierde peso, pero los esfuerzos se concentran en el medio, no en el
fin.
Hay muchas otras resoluciones de año nuevo que se rigen
por este mismo principio. Queremos ganar más dinero, tener un carro nuevo, o
una nueva casa, o encontrar la pareja ideal, etc., pero en realidad lo que
deseamos es ser felices, vivir una vida confortable, disfrutar de paz y
tranquilidad, e inconscientemente nos enfocamos en los medios que, creemos,
pueden llevarnos a ese fin en lugar de concentrarnos en el fin.
El pasaje de hoy dice: “…corramos con paciencia la
carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y
consumador de la fe...” Cuando vamos por esta vida con la mirada fija en Jesús,
nos estamos enfocando en el fin, pues él es la paz, la verdad, la felicidad, el
pan de vida, el agua viva, el poder, el consuelo, el único camino al cielo, en
fin todo lo que podemos desear en esta vida está en Jesucristo. Así lo afirma
el apóstol Pablo en su carta a los colosenses: “Vosotros estáis completos en
él, que es la cabeza de todo principado y potestad.” (Colosenses 2:10). No
necesitamos nada más.
Teniendo esto en cuenta, hazte el propósito de seguir
este simple ABC durante todo este nuevo año:
* Ama a Dios
sobre todas las cosas. Jesús les
contestó a los escribas y fariseos en Marcos 12:30: “Amarás al Señor tu Dios
con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus
fuerzas. Este es el principal mandamiento.” Cuando diariamente escudriñamos la
Palabra de Dios llegaremos a conocerle íntimamente y sentiremos su paz, su gozo
y su infinito amor. Entonces le amaremos sobre todas las cosas.
* Busca el
rostro del Señor cada día. En el Sermón
del monte Jesús se dirigió a aquellos que vivían llenos de afán por satisfacer
sus necesidades, y les dijo: “Buscad primeramente el reino de Dios y su
justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6:33). Cuando al
comienzo de cada día buscamos el rostro del Señor en oración, él suplirá “todo
lo que nos falta”, dice Filipenses 4:19.
* Clama a Dios por su ayuda y espera en él
confiadamente. A través del profeta
Jeremías, Dios nos dice: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas
grandes y ocultas que tú no conoces.” (Jeremías 33:3).
Aplica esta enseñanza en tu vida y establece una íntima
relación con Dios. Este es el fin que debemos perseguir. Cualquier esfuerzo en
otra dirección será en vano. Cuando humildemente aceptamos nuestra incapacidad
para llegar a la meta y dejamos todo en manos de Dios veremos su mano actuando
en nuestras vidas. Así dice 1ª Pedro 5:6-7: “Humillaos, pues, bajo la poderosa
mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra
ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.”
¿Cómo está tu relación con Dios? Cierra tus ojos y medita
en esto por unos minutos. Este es un buen momento para que hagas la firme
resolución de mejorar tu relación con el Señor en este nuevo año.
ORACIÓN: Padre amado, en este nuevo año que comienza yo anhelo
crecer espiritualmente y establecer una íntima relación contigo. Quiero amarte
más, buscarte más y conocerte más. Te ruego me ayudes en el propósito de orar
más y de leer más la Biblia. En el nombre de Jesús, Amén.
ENRIQUE SANZ - (DEVOCIONAL "DIOS TE HABLA")