“Ante todo, exhorto a que se hagan rogativas,
oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres; por los
reyes y por todos los que ocupan altos puestos, para que vivamos con
tranquilidad y reposo, y en toda piedad y honestidad.” 1ª Timoteo 2:1-2
Una joven en
Somalia está muerta. Fue apedreada hasta que murió.
Según sus
acusadores, esa joven de 23 años había confesado haber cometido adulterio,
había querido ser juzgada por su delito y había pedido recibir el castigo que
merecía.
De acuerdo a su
padre, ella tenía 13 años y había sido violada por tres hombres. Cuando se
quejó, fue detenida y condenada.
Lo que nosotros
sabemos por cierto es que esa joven fue muerta a pedradas. Ella había suplicado
por su vida, pero sus súplicas fueron ignoradas. Así es que la enterraron hasta
el cuello, y 50 hombres se encargaron de apedrearla. Después de un tiempo, unas
enfermeras la sacaron del pozo para ver si todavía estaba viva. Como todavía
vivía, la volvieron a poner allí, y continuaron tirándole piedras.
Más de 1.000
personas se habían juntado para mirar.
A quienes la
violaron, o cometieron adulterio con ella, no se les castigó de ninguna forma.
Lo que me lleva
al tema de esta devoción.
Yo, al igual que muchos de ustedes, no siempre
estoy contento con cómo van las cosas en el país. Muchos de
ustedes, al igual que yo, no siempre estarán contentos con la forma de pensar
de nuestros gobernantes.
Pero aún así,
es necesario que cada uno de nosotros demos gracias al Señor por vivir en un
país libre y que juntos oremos por las autoridades que el Señor nos ha dado.
Debemos estar
agradecidos porque tenemos un país en el que la religión puede ser practicada
libremente y en el que la mayoría de los jueces tratan de ser justos y
equitativos.
Nuestro país es
un regalo precioso de Dios que debe ser protegido y preservado no sólo con
acciones, sino también con oración.
ORACIÓN: Querido Padre, te doy gracias por
haberme regalado libertad. Ayúdame a usar esa libertad para orar por los
líderes, gobernantes y jueces de mi país. Bendícelos con tu gracia para que
sigan tus caminos. En el nombre del Salvador que me liberó del pecado, la
muerte, y el diablo. Amén.
CRISTO PARA TODAS LAS N. - (DEV. “ALIMENTO DIARIO”)