“… Tú me
hiciste en el vientre de mi madre.” Salmo 139:13 (Leer: Salmo 139:11-18)
Mi padre crea aljabas personalizadas para arqueros, y
talla imágenes silvestres sobre cuero antes de coser el material.
Una vez, observé cómo elaboraba una de sus obras de arte.
Primero, creó texturas con una cuchilla sobre el cuero flexible. Después, pinceló
el cuero con tintura carmesí para magnificar la belleza de su creación.
Mientras admiraba la destreza artística de mi papá, me di
cuenta de cuán a menudo no reconozco ni valoro la creatividad de mi Padre
celestial manifestada en los demás, e incluso en mí misma. Al reflexionar sobre
la obra del Señor, recordé la afirmación del rey David de que Dios crea las
«delicadas partes internas de [nuestro] cuerpo» y «sus obras son formidables»
(Salmo 139:13-14 NTV, RVC).
Podemos alabar
con confianza a nuestro Creador porque sabemos que «maravillosas son [sus]
obras» (v. 14). Y, al recordar que el Hacedor del
universo nos conocía y planeó nuestros días antes de que nos formara (vv.
15-16), aprendemos a respetar su obra.
Como el cuero flexible tallado por la mano experta de mi
padre, cada uno de nosotros es hermoso y valioso por el simple hecho de ser una
creación única de Dios. Él nos diseñó como sus amadas obras de arte, y
reflejamos su magnificencia.
Señor, gracias por crearnos en tu perfecto amor.
Dios crea con destreza a cada persona con singularidad y
propósito.
(La Biblia en
un año: Ezequiel 11–13 — Santiago 1:1-27)
XOCHITL DIXON -
(DEVOCIONAL “NUESTRO PAN DIARIO")