“Porque yo sé
los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice el Señor, pensamientos de
paz…” Jeremías 29:11 (Leer: Jeremías
29:4-14)
Experimentar pérdidas y desilusiones puede hacernos
sentir enojo, culpa y turbación. Ya sea que nuestras decisiones hayan cerrado
puertas o que, de manera inesperada, la tragedia haya invadido nuestra vida, el
resultado suele ser lo que Oswald Chambers llamó: «la incalculable tristeza de
“lo que podría haber sido”». Por más que intentemos, es imposible reprimir los
recuerdos dolorosos.
Chambers nos recuerda que el Señor sigue obrando en
nuestra vida. «Nunca temas cuando Dios traiga de nuevo el pasado —dijo—.
Permite que la memoria tome las riendas. Es un ministro de Dios, con su
reprensión, reprimenda y dolor. Dios transformará “lo que podría haber sido” en
un medio de crecimiento para el futuro».
Cuando Dios
envió a los israelitas al exilio en Babilonia, les dijo que lo sirvieran en esa
tierra lejana y que crecieran en la
fe hasta que Él los llevara de regreso a su hogar. «Porque yo sé los
pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice el Señor, pensamientos de paz,
y no de mal, para daros el fin que esperáis» (Jeremías 29:11).
Dios los instó a no ignorar el pasado ni dejarse atrapar
por lo vivido, sino a concentrarse en Él y mirar adelante. El perdón del Señor
puede transformar el recuerdo de nuestra angustia en seguridad en su amor
eterno.
Padre, gracias por tus planes para nosotros.
Dios puede usar nuestras desilusiones para desarrollar
nuestra fue en Él.
(La Biblia en
un año: 1 Reyes 19–20 — Lucas 23:1–25)
DAVID C.
MCCASLAND - (DEVOCIONAL “NUESTRO PAN DIARIO")