“Atenderé a mis caminos” Salmo 39:1
Amigo peregrino,
no digas en tu corazón: “Yo iré allí y allá y no pecaré”, porque nunca estarás
tan lejos del peligro de pecar como para alardear de seguridad. El camino es
muy fangoso; será difícil que limpies tu senda de manera que tus vestidos no se
ensucien. Este es un mundo de betún; debes, pues, velar constantemente si, al
rozarte con él, quieres conservar tus manos limpias. Hay un ladrón en cada
recoveco del camino para robar tus joyas; hay una tentación en cada gracia; hay
una trampa en cada gozo; y, si tú vas a llegar alguna vez al cielo, será eso un
milagro de la gracia divina que debe ser atribuido exclusivamente al poder de
tu Padre. Vigila, pues. Cuando alguien lleva una bomba en su mano, debe tener
cuidado de no acercarse a una vela; tú también tienes que cuidar de no entrar
en tentación. Aun tus actos comunes son instrumentos cortantes; debes, pues,
pensar cómo manejarlos.
No hay nada en el mundo que estimule la piedad de un
cristiano; en cambio hay mucho que lo destruye. ¡Cuán ansioso
debieras estar de recurrir a Dios, para que él te guarde! Tu oración debiera
ser: “Sostenme y estaré seguro”. Después de haber orado, debes velar, cuidando
de cada pensamiento, palabra y obra, con celo santo. No te expongas, si no
tienes necesidad; pero si eres llamado a exponerte, si se te ordena ir adonde
los dardos vuelan, nunca te aventures a salir sin tu escudo. Porque si el
diablo te halla alguna vez sin el escudo, se alegrará de que su hora de triunfo
ha llegado y de que pronto te hará caer herido por sus flechas. Aunque no te
puede matar, te puede herir. Sé sobrio, sé vigilante; el peligro puede
presentarse en un momento cuando todo te parezca seguro. Por lo tanto, cuida
tus pasos y vela en oración. Ninguno cae en error por ser demasiado vigilante.
Que el Espíritu Santo nos guíe en todos nuestros caminos para que ellos siempre
agraden al Señor.
CHARLES SPURGEON - (DEV. “LECTURAS VESPERTINAS”)